Lejos de ser un recuerdo, el coronavirus comprende hasta la fecha un proceso de cambio radical para el mundo entero. Por esta razón, el periódico The Conversation determina las lecciones científicas más importantes que deja esta enfermedad a la humanidad
1. La salud del planeta es también nuestra salud
La hipótesis generalizada fue que el nuevo brote de COVID-19 y su posterior contagio en los seres humanos se inició a partir del consumo de animales salvajes. Los expertos vaticinan que mientras continúen estas prácticas, habrá nuevas epidemias como la que estamos viviendo.
Estos hechos ilustran cómo, durante los últimos siglos, la humanidad ha jugado tanto con la salud de los ecosistemas como con la suya propia. El uso insostenible de la naturaleza continúa y el cambio climático desequilibra los ecosistemas y disemina nuevas enfermedades.
La salud del medioambiente no está al margen de la de las personas: son dos caras de la misma moneda. Virus como este no reconocen las fronteras trazadas por los seres humanos y peor su posición en el mundo.
2.- “El coronavirus es lo que pasa cuando ignoras la ciencia”
Una frase propuesta por un columnista del diario The New York Times, resume de mejor manera lo que sucedió con el coronavirus. Hace más de 10 años, un trabajo de investigación de la Universidad de Hong Kong ya alertó de la posibilidad que algún coronavirus pudiera emerger (y acertó en su predicción).
A pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos del último siglo, existen políticos que no creen que el cambio climático sea un problema que pueda afectar a los naturaleza y a la par a la humanidad.
Hoy, parecer ser que la divulgación científica es la gran aliada, sin embargo, esta cayó en un bache sin fondo cuando , tras la crisis económica de 2008, se produjeron recortes importantes en los presupuestos de universidades y centros de investigación públicos de potencias mundiales.
3.- La prevención es igual o más importante que la cura
Con recursos limitados en ciencia y tecnología, gran parte del dinero destinado financia investigaciones que rindan resultados a corto plazo. Algo similar sucede al priorizar el tratamiento de la enfermedad y la emergencia, antes que la prevención, la cual va de la mano de la investigación contundente que, generalmente dura años.
Un experto en virología del CNRS de Francia, citado en The Conservation, se quejaba de que la investigación fundamental sobre los coronavirus “estaba mal financiada”. En base a esto, se podría dudar de las investigaciones sobre nuestros océanos, bosques, ríos y medio natural cotidiano.
Una ciudad que vive constantemente con grandes cantidades de emisiones de CO₂, plástico, contaminación y/o sobreexplotación de los recursos naturales ya incluye un gran peligro para la salud de las personas.
Fuente | The Conversation/The Objective