Nació hace 6 décadas como “Centro del Muchacho Trabajador” en Quito. Hoy su nombre es “Centro una Familia de Familias”, un anhelo del Padre John J. Halligan, sacerdote jesuita que instauró programas sociales para el desarrollo humano y económico de cientos de hogares.
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En todos estos años ha sido el refugio de niños, adolescentes y sus familias. Por diversas razones, ellos se vieron obligados a buscar un sustento en las calles, pero además de acogerlos, les dio una segunda oportunidad para aprender, soñar y crecer. Pero había que ir más allá, a la raíz, y es ahí cuando el trabajo con su entorno se volvió fundamental, al ayudarles a mejorar la calidad de vida de todo el hogar.
Lo que muchos no sabían al llegar es que no solo estaban dejando atrás las calles, sino también un ciclo de pobreza que parecía imposible de superar. Muchos de estos chicos lograron estudiar, conseguir empleos dignos y, lo más importante, aportar a la sociedad con trabajo y el testimonio de quienes lograron cambiar su vida.
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— @DíaaDíaec (@DiaaDiaEc) December 27, 2024