Actualizado 14:06
Redacción Día a Día |
La zanahoria es uno de esos ingredientes que nunca pasa de moda y que, además, tiene más versiones de las que imaginas. Desde la clásica zanahoria naranja, que no falta en las despensas, hasta la arracacha o zanahoria blanca, un poco menos común, pero igual de versátil.
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Estos dos tipos de zanahorias tienen tantas cosas en común como algunas diferencias. Cada una tiene propiedades que aportan sabor y beneficios a la dieta. La zanahoria de color naranja es originaria de Asia, y es mayormente utilizada para recetas más frescas y ligeras, como ensaladas o jugos, pero también es excelente en preparaciones dulces como pasteles o galletas.
Su sabor un poco dulce y su textura suave la hacen perfecta tanto en platos salados como en postres. Destaca por su contenido en vitamina C, vitamina K, fibra y potasio, contribuyendo al fortalecimiento del sistema inmunológico, la salud ósea y la función muscular.
Por otro lado, la zanahoria blanca es originaria de los Andes y se cultiva en países como Bolivia, Perú, Venezuela y Ecuador. Con un sabor más suave y menos dulce que la zanahoria naranja, se incluye en preparaciones como sopas y purés. También se adapta muy bien a recetas dulces, aportando una textura suave a un bizcocho e incluso a un buen cheesecake.
Es una excelente fuente de vitamina C, antioxidantes y licopeno, compuestos que ayudan a combatir los radicales libres y reducen el riesgo de enfermedades crónicas. Su alto contenido de betacaroteno, que el cuerpo convierte en vitamina A, es esencial para la salud visual y el sistema inmunológico. Incluir estas variedades de zanahoria en la alimentación no solo diversifica las comidas, sino que también potencia el bienestar.
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