Novak Djokovic se reafirmó como el gran candidato para ganar Wimbledon tras el triunfo ante el serbio Miomir Kecmanovic (6-0, 6-3 y 6-4).
Djokovic no regula, no elige días en los que jugar bien, mal o regular. Si puede aplastar, lo hará. Lo tiene en su ADN de chacal y así se evidenció en su mirada.
Sin perder un partido desde 2017 y con una racha que alcanza ya los 24 triunfos consecutivos aquí, Djokovic apunta alto. Quiere ser el cuarto hombre en la Era Abierta en ganar cuatro entorchados en Wimbledon consecutivos. Así estaría a la altura de Roger Federer y Bjorn Borg (5) y Pete Sampras (4).
Kecmanovic, su rival de este viernes, fue una víctima delicada para la voracidad del de Belgrado.
Su primer set, finiquitado en 25 minutos, es el ejemplo más claro de que si quiere y está centrado, no tiene rival en esta superficie. David Nalbandian, finalista aquí en 2002, solo podía hacer una mueca de frustración al ver a su pupilo destruido.
De menos a más, Kecmanovic sucumbió contra un Djokovic que ni siquiera necesitó estar al 100 % con su servicio. Solo metió un 52 % de primeros, pero con eso le valió, ya que casi el 70 % de sus segundos terminaron de su lado.
El serbio firmó el pase a los octavos de final, por decimocuarta vez en su carrera. Desde la grada disfrutaron de su victoria sus hijos, a los que también se ha visto pelotear estos días en las pistas de entrenamiento.
Alcaraz también triunfa
Oscar Otte, con su 1.93 metros de estatura, es un especialista en hierba que amenazaba la comodidad de Carlos Alcaraz en Wimbledon.
Sin embargo, el murciano, en su mejor actuación de la semana, se clasificó a octavos triturando al gigante alemán (6-3, 6-1 y 6-2). Esta se convirtió en la victoria más rápida en Grand Slam de su carrera.
Alcaraz, que por primera vez en su recorrido llega a la segunda semana en el All England Club, perfeccionó lo aprendido.
El conteo de errores no forzados, que paró en octavos, y la capacidad para construir puntazos con una facilidad asombrosa ayudó a que Alcaraz no tuviera lío contra Otte, para nada una ovejita en hierba.
El germano nunca había estado entre los 100 mejores hasta principios de año.
En Stuttgart y Halle llegó hasta semifinales en pasto. Fue frenado por Matteo Berrettini y Daniil Medvedev. Pero este viernes no encontró la forma de que su poco ortodoxo servicio diera réditos.
Su mecánica, acompasada y diferente, fue un caramelo para el español, que ganó más del 50 % de puntos con el servicio del alemán. Sin duda, una estadística tremenda en esta superficie.
Estuvo muy cómodo Alcaraz, en su vuelta a la pista 1 tras el paso por la 2, más alejado de la atención mediática del torneo. La organización se resiste a ponerle en la central, pero quizás tenga que replantearse la situación de cara a los octavos de final. Es que el nivel de ‘Carlitos’ pide a gritos estrenarse en la Catedral del tenis.
El rival de Alcaraz en octavos de final será el italiano Jannik Sinner, al que ha derrotado en su único enfrentamiento, en el Masters 1.000 de París en 2021. También le venció en la previa del Challenger de Alicante 2019. EFE
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