A Walter Mercado se le recuerda por su peculiar imagen, su manera única de ofrecer los pronósticos y su triste final.
Su salto a la fama se dió en 1970 cuando un productor de televisión, le pidió sustituir al astrólogo que leía el horóscopo quien no llegó al programa ese día, el joven que en ese entonces trabajaba como bailarín y actor aceptó.
El oficio de astrólogo le llegó de casualidad, desde niño lo conocían como “Walter de los Milagros”, un apodo que recibió luego de devolverle la vida a un pájaro y advertir a su maestra que la campana de la escuela se caería, su predicción se cumplió.
De joven fue bailarín, actor y estudió en la universidad psicología, pero fue su debut en televisión a los 39 años, lo que cambió la vida del boricua para siempre. Muchos aseguran que fue él quien transformó la de sus seguidores con con sus consejos espirituales.
Walter Mercado era más que un astrólogo que predicaba a vivir la vida como cada uno quiere y amar al prójimo como a uno mismo, sus mensajes llegaban a millones de televidentes, así alcanzó un nivel de fama en latinoamérica y Estados Unidos incomparable.
El círculo imaginario que se dibujaba en el pecho era señal de buenos augurios y su frase que se inmortalizó en el tiempo, se convirtió en una marca registrada
“Y que reciban de mí siempre paz, mucha paz, pero sobretodo mucho, mucho, mucho amor”.
El presentador adoptó una imagen excéntrica y muy llamativa, presumía grandes joyas, vestimenta muy colorida, peinados de peluquería y capas extravagantes, muchas de ellas bordadas a mano cuyos precios oscilaban entre 900 y 2000 dólares cada una.
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