Vietnam comenzó este fin de semana a levantar su cuarentena, una de las más estrictas del mundo, pero que parece haber contenido el avance de la pandemia de COVID-19.
Según los datos oficiales, el país asiático fronterizo con China, desde la detección de los primeros casos en enero pasado, solo se han reportado 268 contagios por coronavirus, sin ninguna muerte. Durante la última semana no se reportó ningún caso.
Aunque las aglomeraciones de personas continúan prohibidas y se fomenta el uso de mascarillas y el distanciamiento social, el régimen permitió reabrir algunas empresas, sobre todo en Hanoi y en la ciudad Ho Chi Minh.
En varias provincias, las escuelas reabrirán esta semana.
¿Cómo lo lograron?
Los expertos destacan algunas decisiones tempranas que tomó Vietnam: la rápida prohibición de casi todos los viajes desde China, la suspensión de las escuelas a mediados de enero, incluso antes de registrar cualquier infección, la puesta en cuarentena de decenas de miles de personas y el empleo del amplio aparato del Partido Comunista para comunicar las medidas de distanciamiento y rastrear los contactos de los pacientes de COVID-19.
Vietnam fue uno de los primeros países en prohibir los vuelos desde y hacia China y, cuando en febrero apenas tenía más de diez casos confirmados, puso bajo confinamiento a todas las aldeas con más de 10.000 habitantes vecinas de la capital, Hanói.
A mediados de marzo, estableció cuarentenas para todo el que entrara al país y canceló todos los vuelos internacionales.
Cualquier pasajero que llegaba a uno de los principales aeropuertos tenía que someterse a control obligatorio de temperatura y completar una declaración personal sanitaria entregando detalles de sus contactos, viaje e historial de salud.
Sus principales estrategias han sido aislar a las personas infectadas -con cuarentenas forzadas- y agresivamente rastrear a todas con las que han tenido contacto.
Residentes conforman equipos encargados de enfocarse en casos sospechosos de infección y hay redes del Partido Comunista que se encargan de vigilar los vecindarios.
Pero el éxito también ha venido de convencer al público de que la cooperación es la clave del éxito, según dijo Takeshi Kasai, el director regional de la OMS para el Pacífico Occidental.
Eso se ha logrado con una incansable y eficaz campaña de comunicación de parte del gobierno.
Desde un comienzo expresaron con claridad la peligrosidad del virus y que tenía que tomarse muy en serio.
Klinger-Vidra y Tran escriben en The Conversation que cada día, diferentes sectores del gobierno vietnamita envían mensajes de texto a los ciudadanos por todo el país con detalles de síntomas, medidas de protección y cómo practicar el distanciamiento social. Las actualizaciones se distribuyen en diferentes plataformas.
Los poblados agrícolas con más de 10.000 habitantes fueron por completo bloqueados durante tres semanas, cuando solo había una decena de casos de infectados confirmados en todo el territorio.
Después, “más de 80.000 personas fueron puestas bajo cuarentena simultáneamente” a lo largo de todo el país, en campamentos bajo custodia del ejército, indicó Takeshi Kasai, director de la OMS para la región del Pacífico occidental. “Es la razón por la cual han podido mantener una pequeña cantidad” de infectados.
Finalmente, Vietnam impuso un programa intensivo de pruebas de control para coronavirus, con centros por todas las ciudades a los que pueden asistir todos los ciudadanos.
Los casos confirmados son rápidamente aislados y puestos en cuarentena.
La cercana y turbulenta relación de Vietnam con su país vecino, China, influyó mucho en su respuesta al brote, indican los analistas, según Los Angeles Times. Días después de que China informara de la primera muerte por el virus el 11 de enero –y antes de que ningún caso hubiera surgido en Vietnam– el Ministerio de Salud celebró una reunión de alto nivel con funcionarios de EEUU y de la Organización Mundial de la Salud para establecer un plan de contención.
En el centro de la preocupación de Vietnam estaba la sospecha de que “la escala del brote era mucho más alta de lo que oficialmente informa China”, dijo Le. Vietnam acertó en su escepticismo: el régimen Chino ocultó en sus informes iniciales la rapidez con la que se expandía la COVID-19 y los estragos que ya estaba causando en su país.
La empresa estadounidense de seguridad cibernética FireEye informó que hackers vinculados con el Gobierno vietnamita habían intentado entrar en las cuentas de correo electrónico de los funcionarios y las autoridades chinas de gestión de emergencias en Wuhan a partir de enero, aparentemente para obtener más información sobre el brote.
Con información de Infobae.com y BBC