Las hay de infinidad de estilos, consideradas en algunas épocas de la historia como un signo de sabiduría y en otras muy mal vistas. Son mucho más que vellos faciales, desde el punto de vista funcional protegen a su dueño especialmente del sol o el viento, pero sobre todo, se convierten en una parte esencial de la personalidad de quien las lleva y un elemento que une y hermana. Ese es el caso de este club de barbudos que tiene más de 7000 miembros en todo el mundo, incluidos 18 ecuatorianos que debieron cumplir con algunos interesantes requisitos. En este primer reportaje les contamos esta curiosa historia que gira alrededor de las barbas.