La condición de pecho hundido no es tan rara como parece, pero para quienes viven con ella, es un peso que va más allá de lo físico. La realidad es que afecta la autoestima y que limita muchas actividades cotidianas. Hay niños que nacen con esta condición, más común en los varones; en otros casos no hay signos de ella hasta la pubertad, una edad en la que las inseguridades se van haciendo presentes.