Una de las mayores alegrías de los guayaquileños sucede alrededor de un balón, ya sea en grandes estadios o entre amigos, la pasión por el balompié se disfruta intensamente, especialmente cuando llega el famoso “Clásico del Astillero”, la oportunidad para lucir la camiseta de su equipo, para reunir a la familia y gritar a todo pulmón en cada gol. Si hay una relación estrecha, inseparable e incondicional es la de Guayaquil y su fútbol.