En Costa Rica, las autoridades están exhortando a aquellos que contrajeron el coronavirus a que no acudan a votar en las próximas elecciones nacionales. Al otro lado del mundo, Beijing está confinando a las comunidades residenciales mientras China espera ansiosamente el inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno, que arrancan el 4 de febrero.
En América Latina y Asia, donde la variante ómicron está haciendo su incursión más reciente, algunos países están imponiendo medidas de confinamiento, mientras que otros se resisten a implementar nuevos límites a poblaciones que ya están agotadas de restricciones anteriores.
La variante ómicron avanzó rápidamente por los lugares que impactó primero, como Sudáfrica, Gran Bretaña y Estados Unidos, provocando que los casos alcanzaran niveles que no se habían registrado durante la pandemia.
El continente americano reportó cerca de 7,2 millones de casos nuevos de COVID-19 y más de 15.000 muertes relacionadas con el virus en la última semana, informó el miércoles la Organización Panamericana de la Salud. Las infecciones de coronavirus en el continente casi se duplicaron entre el 1 y el 8 de enero, de 3,4 millones de casos a 6,1 millones, dijo la OPS.
El avance de la variante en América del Sur
Las infecciones van al alza en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, y las hospitalizaciones están aumentando en Argentina, Paraguay y Uruguay, dijo la directora de la OPS, Carissa Etienne. Las islas caribeñas están reportando su repunte más fuerte de casos de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, añadió Etienne.
“Aunque las infecciones por la variante ómicron parecen causar un cuadro más leve de la enfermedad, seguimos instando a mantener la precaución, porque el virus se está propagando de una manera más activa que nunca”, señaló Etienne.
Las infecciones también siguen aumentando en Asia. Filipinas, por ejemplo, ha registrado su peor brote de coronavirus en las últimas semanas.
Países en ambas regiones están buscando un conjunto de restricciones que sus agotadas poblaciones acepten y que no causen un daño excesivo a sus economías.
“Ya vamos por tres años de la pandemia y la población está cansada”, dijo Carlos Lula, presidente del Consejo de Secretarías de Salud Estatales de Brasil. “No hay espacio para muchas restricciones. Vamos a tener que enfrentar una tercera ola con medidas como el uso de mascarillas, distanciamiento social y las vacunas”.
Argentina y México también han prácticamente descartado imponer restricciones a nivel nacional, apostando en cambio a sus campañas de vacunación y a la aparente levedad de los síntomas de la variante ómicron.
Nuevas restricciones, pero sin cierre de negocios
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que acaba de salir de una semana de aislamiento tras su segundo contagio de coronavirus en el último año, restó importancia a la amenaza. “Es demostrable que esta variante no tiene la misma gravedad de la anterior, de la variante delta”, comentó esta semana el mandatario.
Antonio Pérez, de 67 años, tiene un pequeño puesto en un mercado de la Ciudad de México en el que vende cuadernos, bolígrafos y otros útiles escolares. Tuvo que cerrar su tienda tres meses al inicio de la pandemia, lo que le afectó financieramente. Pero estuvo de acuerdo con la decisión del gobierno en ese entonces, cuando se sabía poco sobre la propagación del virus y nadie estaba vacunado, y también con el enfoque de no intervención ahora, cuando la mayoría de la población está vacunada y hay menos presión sobre los hospitales.
La vacunación, el uso de mascarillas y el distanciamiento social son el camino a seguir ahora, dijo, hablando a través de su propia mascarilla N95.
Algunos estados en Brasil han vuelto a imponer restricciones pero no cerraron los negocios como lo hicieron el año pasado. Perú, sin embargo, ha vuelto a implementar un toque de queda a nivel nacional, y Ecuador ha prohibido los eventos públicos y privados o reuniones grandes de cualquier tipo.
En Costa Rica, la preocupación por la salud pública choca con las garantías constitucionales para las elecciones presidenciales y legislativas del 6 de febrero. Las autoridades admiten que no pueden impedir que la gente vote, pero Eugenia Zamora, presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones, declaró recientemente a los medios de comunicación que quienes den positivo en las pruebas del coronavirus se “abstengan” de ir a votar.
El demógrafo Luis Rosero dijo que, de acuerdo con sus proyecciones, la nueva ola de infecciones podría alcanzar su cresta alrededor del día de las elecciones. Bajo los protocolos actuales de salud, aquellos que den positivo al virus en Costa Rica están obligados a colocarse en aislamiento.
El impacto de ómicron en Centroamérica
Las cifras de casos diarios confirmados en Costa Rica han aumentado de menos de 100 en diciembre a más de 5.000 este mes. Hasta ahora, sin embargo, el gobierno ha impuesto pocas restricciones, como solicitar a los equipos de fútbol que jueguen sin público.
Otros dos países de Centroamérica, Panamá y Honduras, no han implementado restricciones pese a que sus cifras de infecciones se han duplicado en la última semana.
Puerto Rico, que ha sido de los sitios más afectados en el Caribe en medio del actual brote en la región, volvió a endurecer las restricciones este mes después de que la isla vio cómo la tasa de positividad de las pruebas diagnósticas de COVID-19 pasó del 5% a finales del año pasado a más del 40% en las últimas semanas.
El gobernador Pedro Pierluisi ha exigido que quienes trabajen en los sectores de sanidad, alimentación, educación, turismo y entretenimiento, así como los alumnos de las escuelas públicas mayores de 12 años, estén vacunados contra el COVID-19. También ha restablecido la prohibición de la venta de alcohol entre las 12 de la noche y las 5 de la mañana y ha prohibido el funcionamiento de la mayoría de los comercios en ese horario.
En Chile, las infecciones aumentaron 151% en una semana, pero la única restricción que el gobierno ha impuesto es reducir los aforos en los espacios públicos. El país tiene una tasa de vacunación alta: más del 92% de los mayores de 18 años vacunados y el 78% de los menores han recibido al menos dos dosis. El gobierno empezó a ofrecer una cuarta dosis este mes.
Aun así, en algunos países sudamericanos, la variante ómicron está teniendo un efecto devastador.
Un importante hospital de la ciudad más poblada de Bolivia dejó de admitir nuevos pacientes debido a la falta de personal, y uno de los estados más poblados de Brasil canceló las cirugías programadas durante un mes. La federación argentina de proveedores privados de servicios médicos estima que alrededor del 15% de sus trabajadores tienen actualmente el virus.
El continente asiático también sufre repunte de casos
En Asia, Corea del Sur relajó ligeramente sus restricciones en torno a las reuniones. Pero las autoridades han expresado inquietudes por la posibilidad de un repunte de infecciones durante la festividad del Nuevo Año Lunar, que empieza a finales del mes y en la cual millones de personas generalmente viajan por todo el país para reunirse con sus familias.
En China, Beijing ha reanudado las clases a distancia y ha cerrado algunos edificios de oficinas. Japón, por su parte, mantiene estrictos controles fronterizos ante el aumento de las infecciones, pero por lo demás no hace mucho más que reducir los horarios de restaurantes y bares.
Las autoridades de Hong Kong han prohibido comer en interiores después de las 6 de la tarde y han ordenado el cierre de algunos establecimientos, como museos y gimnasios, al menos hasta principios de febrero. La ciudad también está sacrificando animales pequeños, como hámsters y chinchillas, y deteniendo su importación y venta después de que varios hámsters de una tienda de mascotas dieron positivo al coronavirus.
En Filipinas, las autoridades empezaron esta semana a prohibir a las personas que no hayan sido completamente vacunadas que utilicen el transporte público en la zona metropolitana de Manila, una región de más de 13 millones de habitantes. La medida provocó protestas de grupos de derechos humanos. Los contagios diarios confirmados pasaron de unos pocos cientos el mes pasado a más de 30.000 en los últimos días.
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Los dirigentes de la Iglesia católica de la capital filipina se vieron obligados a cancelar por segundo año la procesión del 9 de enero del Nazareno Negro, una antigua estatua negra de Jesucristo. Dado que el evento es uno de los mayores festivales religiosos de Asia, que atrae a millones de peregrinos, en su mayoría descalzos, las autoridades temían que se convirtiera en un evento de gran propagación en medio del repunte impulsado por la variante ómicron.
Tras advertir que la variante ómicron, aunque presumiblemente más débil, puede seguir matando, el presidente Rodrigo Duterte imploró a la gente que se vacune completamente.
“Si están vacunados, tienen una oportunidad de luchar. Si no, estaremos enterrando, llenando nuestros cementerios”, señaló Duterte en un discurso televisado.
AP