Vacuna obligatoria, el nuevo reto de los hospitales de Nueva York.
Los hospitales y residencias de ancianos del estado de Nueva York se preparan para la posibilidad de que la orden de vacunación obligatoria contra el COVID-19 del personal sanitario genere grandes desajustes en los servicios médicos al enterar en vigor el lunes.
Médicos, enfermeras y el personal de apoyo —incluidos trabajadores de la limpieza y de comedores— tienen hasta el 27 de septiembre para recibir al menos la primera vacuna en el marco de uno de los programas de lucha contra la pandemia del coronavirus más intensos del país.
Muchos todavía no se han vacunado, lo que crea la posibilidad de que miles de trabajadores del sector de la salud no sean admitidos en sus trabajos la semana que viene.
La gobernadora Kathy Hochul no da indicios de que vaya a suavizar la medida, por lo que hospitales y residencias de ancianos preparan planes de contingencia que incluyen la suspensión de operaciones que pueden esperar y, en al menos un hospital, la suspensión de los servicios de maternidad. Las residencias de ancianos están reduciendo las admisiones. Y el seguro médico más grande del estado, Northwell Health, tiene a mano miles de voluntarios.
“Quisiéremos que diesen más tiempo para cumplir con esto de la vacuna, porque al final del día, es una situación en la que nos preocupa el cuidado de los pacientes”, expresó Tom Quatroche, CEO del Erie County Medical Center Corporation, que administra un hospital de 573 camas en Buffalo.
Calcula que un 10% de sus empleados, unos 400, podrían no estar vacunados para el lunes. Bajo el plan de contingencia, el hospital dijo que suspendería las operaciones que no son urgentes, dejaría de aceptar temporalmente pacientes de otros hospitales en sus unidades de cuidados intensivos y reduciría las horas en que se atiende a los pacientes de afuera.
Hochul, quien es demócrata, descartó prolongar el plazo para vacunarse el jueves, en que dijo a los periodistas que “no hay excusas” para no cumplir con la orden de vacunación.
“Toda persona tiene el derecho a saber que no hay peligro de ser infectada” por personal de un hospital, manifestó la gobernadora.
Nueva York no es el único estado que ordenó a su personal sanitario vacunarse. Pero ha promovido con mucha fuerza las vacunaciones.
Esta semana un juez se negó a suspender el plan de la municipalidad de Nueva York de exigir la vacuna a los maestros del sistema escolar público más grande del país. Esa orden también entra en vigor el lunes y genera la posibilidad de que miles de maestros y personal escolar sean suspendidos.
El presidente de la Federación de Maestros Unidos Michael Mulgrew pidió el jueves que se prolongase el plazo porque “nuestras escuelas no están listas”.
El alcalde Bill de Blasio, demócrata, respondió diciendo que quienes no se han vacunado pueden hacerlo durante el fin de semana, para no perder su sueldo. Y si no lo hacen, “tenemos miles y miles de maestros suplentes vacunados, listos para intervenir”.
Los hospitales ya venían golpeados por una escasez de personal derivada en parte de la creciente demanda de servicios, el retiro de personal y la fatiga de muchos empleados que buscan otros trabajos tras 18 meses brutales por la pandemia.
Algunos confían en que mucha gente se vacunará a último momento y no habrá desajustes serios el lunes.
Una señal alentadora es que el New York-Presbyterian, uno de los hospitales más grandes del estado, que dio plazo hasta el miércoles pasado a su personal para vacunarse, dijo que solo 250 de sus 48.000 empleados no lo habían hecho.
La portavoz Alexandra Langan indicó en un email que “Quienes decidieron no cumplir, no seguirán trabajando en el NYP”.