El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió el jueves que las repercusiones sociales y económicas del COVID-19 “son enormes y van en aumento”, y que sería tonto creer que una vacuna pueda revertir los daños causados por la pandemia, que durarán años o incluso décadas.
Ante jefes de Estado y gobierno en la primera sesión especial, en su mayor parte, virtual de la Asamblea General sobre el COVID-19, Guterres acusó a algunos países, a los que no mencionó, de ignorar o rechazar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud al inicio de la crisis a comienzos de año, lo que dio lugar a que naciones siguieran su propio rumbo y el virus se propagara en “todas direcciones”.
“A casi un año del inicio de la pandemia, enfrentamos una tragedia humana, así como una emergencia de salud pública, humanitaria y de desarrollo”, señaló Guterres.
El jefe de la ONU señaló el aumento de la pobreza, la inminente amenaza de la hambruna y la perspectiva de “la mayor recesión económica global en ocho décadas”, señalando que estas secuelas no se deben sólo al coronavirus, sino que son resultado de las desigualdades e injusticias a largo plazo expuestas por la pandemia y que deben ser enfrentadas.
El presidente de la asamblea general Volkan Bozkir inauguró la sesión de dos días, y dijo que era histórica y un momento de reconsideración para forjar un camino hacia el final de la pandemia, que no sólo garantice a las personas en todos los lugares el acceso a las vacunas sino que movilice recursos financieros para “una recuperación incluyente y resistente”.
Casi 80 jefes de Estado o gobierno, más de 50 ministros y 10 subjefes de estado o gobierno y viceministros tenían previsto pronunciar un discurso durante la sesión especial, que comenzó con una solicitud de Bozkir a los diplomáticos de los 193 integrantes de la ONU a que se pusieran de pie en la sala de la asamblea en un homenaje en silencio por los 1,5 millones de personas fallecidas por el COVID-19.
Bozkir dijo que la sesión “ponía a prueba al multilateralismo” y señaló que está claro lo que debe hacer el mundo: garantizar el acceso justo y equitativo a las vacunas, trabajar en conjunto “para proteger a los países más vulnerables”, proveer suficientes recursos para una recuperación económica que supere los niveles previos a la pandemia, y adoptar políticas que no perjudiquen a los derechos humanos ni socaven a las instituciones democráticas.
Guterres ha exhortado al Grupo de los 20 —los países más ricos del mundo— a que apoyen el programa acelerador-acceso a herramientas contra el COVID-19 (ACT-Accelerator por su nombre en inglés) cuyo objetivo es el de desarrollar y distribuir vacunas, incluido Covax, un ambicioso proyecto global para comprar y distribuir vacunas contra el virus para las personas más pobres en el mundo.
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El secretario general, evidentemente frustrado ante la falta de una respuesta importante, dijo a los gobernantes que hay una brecha financiera de 28.000 millones de dólares, “que incluyen 4.300 millones que se necesitan con urgencia para los próximos dos meses”.
AP