Urbanismo táctico prioriza a peatones en Quito

Por Patricia Armijo B. |

El urbanismo táctico se ejecuta en Quito. Consiste en intervenciones temporales y de bajo costo para crear espacios que integren a todos los actores viales, incluyendo vehículos, ciclistas y peatones.

En las calles de La Magdalena, por ejemplo, hay colores vivos que forman figuras sobre la calzada. También se encuentran macetas grandes y brillantes que resguardan a los peatones cuando intentan cruzar la calle.

Se trata de una estrategia que busca ganarle un espacio a los autos, dice Cecibel López, coordinadora de la Gerencia de Operaciones de la Movilidad. De esa manera, las personas que van a pie pueden caminar más seguras y cruzar un trecho menor.

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Con el urbanismo táctico, el espacio de las veredas se amplía de aproximadamente 1,80 a 2,20 metros. La idea es que la zona segura también incluya un fragmento de la calzada. En este espacio, los peatones pueden esperar para cruzar la calle. También incluyen elementos que podrían ocasionar una disminución de la velocidad a la que circulan los vehículos.

Según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), en la entrega del espacio rehabilitado de La Magdalena, los automotores se ven condicionados a reducir la velocidad de 50 a 30 kilómetros por hora.

Sin embargo, López señala que ahora es necesario medir los tiempos y flujos de peatones para dar un resultado. Las zonas intervenidas se caracterizan por tener un gran número de personas cruzando y alto índice de siniestralidad.

Estructura

El urbanismo táctico puede incluir diferentes elementos. La señalización se coloca de manera horizontal y vertical. En el suelo, los colores que se utilizan son llamativos y brillantes.

Se hace con pintura acrílica de alto tráfico, a la que se agregan microesferas de vidrio para mejorar su visibilidad. El costo de un espacio de 500 metros cuadrados es de 6 000 dólares, según López.

En administraciones anteriores, en algunos barrios los vecinos se involucraron al trabajo a través de jornadas similares a mingas. La Epmmop socializó los planes de recuperación y se logró intervenir sectores por donde transitaban autos y ahora permiten la estancia de peatones.

Entre los elementos que se colocan están rampas de acceso universal y piso podotáctil para facilitar la circulación de personas con discapacidades. Las zonas para peatones son pintadas con un diseño tipo mosaico.

En avenidas principales como la Napo, en el sur de Quito, se han pintado líneas canalizadoras en los pasos peatonales. Se trata de un pictograma de una persona mientras camina y flechas a los lados para guiar al transeúnte.

López explica que la idea es generar espacios amigables y atractivos. De esa manera se busca que las personas quieran cruzar por allí y así evitar siniestros de tránsito.

La vida diaria

El cambio en las calles es evidente para los vecinos de los sectores intervenidos. Angelita Rojas vive en La Magdalena hace más de dos décadas y cuenta que cruzar del parque hacia el mercado era una aventura de esquivar autos.

Desde que se aplicaron elementos de urbanismo táctico puede avanzar más y esperar en un sitio seguro. Ella cree que es una buena idea. «Los guaguas y nosotros, ya ancianos, no tenemos la agilidad, así siquiera nos ven (los conductores) y ceden el paso«, dice la ciudadana.

Pero tiene un pedido: que los vecinos se unan para cuidar las macetas y las plantas. Algunas se han muerto y otras tienen basura. «No pueden venir (la Epmmop) a cada rato a dar viendo, también está en nosotros», reconoce la mujer, que sale cada mañana a caminar luego de ir a misa.

Por esa zona cruzan miles de personas cada día. A lo largo de los espacios intervenidos, los peatones siguen su rumbo con normalidad. Ningún vehículo intenta invadir el espacio de los transeúntes y, por un minuto, en esa esquina, parece haber un cambio en la movilidad de Quito.

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