Universidad confronta macabro hallazgo: Tumbas de esclavos

En un sector del cementerio del campus de la Universidad de Clemson, decenas de pequeñas banderitas blancas con moños rosados reemplazaron las latas de cerveza que tiran los aficionados que parrandean en las afueras del Memorial Stadium.

Las banderas son una adición reciente y marcan las tumbas de los esclavos y los reos que construyeron la universidad, así como las de los trabajadores de la plantación que supo funcionar allí.

Hay cientos de banderas en ese sector, por el que hasta hace poco caminaba la gente sin saber que pisoteaban viejas tumbas.

600 tumbas sin lápidas

En el cementerio fueron enterrados por casi un siglo los restos de profesores y otras personalidades de la universidad.

Ahora, investigadores identificaron más de 600 tumbas sin lápidas de afroestadounidenses, encima de las cuales fueron luego enterradas personas de raza blanca.

El descubrimiento hizo que la universidad reconsiderase el papel del Cementerio Woodland en medio de la agitación reinante en las universidades en torno a cómo reconocer el legado de la esclavitud y del trabajo forzado.

Rhondda Thomas, profesora de literatura afroestadounidense en Clemson, encabeza un equipo que trata de identificar a las personas enterradas y homenajear “a quienes fueron tan deshonrados e irrespetados”, según dijo.

Una historia compleja

“Como universidad, tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros alumnos y a nuestra comunidad a confrontar una historia compleja, dolorosa, problemática. Necesitamos empezar por nuestra propia historia”, declaró Thomas en una entrevista.

La plantación de Fort Hill fue fundada por John C. Calhoun en 1825, año en que accedió a la vicepresidencia. Luego fue senador y defendió a pie firme la esclavitud.

Su familia donó la plantación al estado de Carolina del Sur en 1888 y allí se instaló la universidad. El estado construyó luego el campus, usando reos, muchos de ellos detenidos por cosas menores para obligarlos a trabajar sin cobrar.

Thomas pasó buena parte de su gestión documentando la experiencia de los afroestadounidenses en la historia de la universidad.

Organizó una visita guiada que incluye un paso por un sector cercado donde la universidad reubicó algunas decenas de tumbas de afroestadounidenses en la década de 1960.

Macabro relato de las víctimas

“El relato (de la visita) cuenta la historia de la deuda que tiene Clemson con los trabajadores negros, a quienes debe su existencia”, expresó la profesora.

“Pensé que era importante para el público, y para la comunidad universitaria, conocer esa historia”.

Archivos del campus y documentos legales indican que la universidad supo por décadas acerca de las tumbas sin lápidas que había en la colina donde los Calhoun enterraron a su primer familiar en 1837.

Una comisión de la universidad recomendó homenajearlos con un cartel en 1946, pero nunca se instaló. En 1960 un juez autorizó a Clemson a exhumar algunos restos para permitir “el desarrollo ordenado y apropiado del campus”.

Un documento de una planificación del 2003 señaló que en algunas partes del campus podía haber tumbas sin lápidas.

Clemson, sin embargo, empezó a investigar el tema recién el año pasado, después de que dos estudiantes, molestos con el estado de las tumbas, hablaron con Thomas.

Un homenaje a las víctimas

Una de ellas, Sarah Adams, dijo que se había sentido desconsolada luego de participar en una de las visitas organizadas por Thomas, por el contraste entre las tumbas bien mantenidas de los miembros de la universidad y las de los trabajadores afroestadounidenses.

Thomas puso en contacto a Adams y a otra estudiante, Morgan Molsson, con el personal del cementerio y con el historiador de la universidad Paul Anderson, dando paso a los esfuerzos por limpiar el sector y homenajear a los muertos. E

l rector asignó fondos para investigar el lugar usando radares de profundidad. Luego de tres rondas de investigaciones, se habían descubierto restos de 667 personas hasta enero del 2021.

“No queremos ocultar nada”, dijo Anderson.

Documentos publicados por la universidad en las redes sociales indican que tras la muerte de Calhoun en 1850, el censo registró 50 esclavos en la plantación.

Ellos, considerados propiedad de la plantación cuando su hijo adquirió Fort Hill cuatro años después. Había desde una mujer de 100 años llamada Phebe hasta varios niños de corta edad.

Doce años después, cerca del final de la Guerra Civil, 139 esclavos vivían en la plantación.

El cementerio, profanado

Algunas piedras halladas y documentos de archivos dan una idea de cuántas personas se sepultaron, pero Thomas se sintió conmovida al ver cientos de banderas entre las tumbas de los empleados de Clemson, prueba de que el cementerio había sufrido una profanación.

No hay forma de saber si los partidos de fútbol americano de la universidad se juegan en terrenos donde hay tumbas. Una de las guías de las visitas, La’Neice Littleton, dijo que, de haber habido tumbas allí, habrían sido destruidas al construirse el estadio. Los círculos blancos que marcan sitios donde hubo tumbas, no obstante, llegan muy cerca del estadio.

Las primeras 215 tumbas sin lápidas se descubrieron en pleno fervor del movimiento Black Lives Matter el año pasado y algunos estudiantes y profesores plantearon reclamos en torno al trato de los afroestadounidenses.

Solo el 6% del alumnado de Clemson es de raza negra a pesar de que los afroestadounidenses constituyen el 27% de la población de Carolina del Sur.

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Thomas planteó que se ofrezcan becas a los descendientes de las personas enterradas en el cementerio, como hizo la Universidad de Georgetown en el 2019.

Y algunos profesores están incorporando la incómoda historia del cementerio a sus clases. La oficina de admisiones, por otro lado, incluye el cementerio en el recorrido que da a los potenciales estudiantes.