La Unidad Médica Nicaragüense (UMN) criticó este miércoles la estrategia de «inmunidad de rebaño» que, según un asesor del presidente del país, Daniel Ortega, implementa Nicaragua para enfrentar la pandemia de la covid-19, que se ha cobrado la vida de entre 164 y 7.500 personas.
¿QUÉ ES LA INMUNIDAD DE REBAÑO?
El asesor económico y financiero de la Presidencia de Nicaragua, Bayardo Arce, dijo la semana pasada que la realidad ante la covid-19 los empujó a aplicar la llamada «inmunidad de rebaño» para contener el avance del coronavirus.
Explicó que Nicaragua no tenía los recursos para enfrentar esa pandemia, «entonces no nos quedó más que combinar el esfuerzo y la creatividad del Ministerio de Salud de no dejar a todo el mundo en hospitales, que es más fuente de contagios y atender a la gente en sus hogares».
«Esta confesión de parte del Gobierno es gravísima», reaccionó en rueda de prensa el presidente de esa organización gremial, el médico José Antonio Vásquez Mena.
Según el galeno, el uso de la estrategia de «inmunidad de rebaño» tuvo como consecuencia la exposición de miles de personas vulnerables, principalmente adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, en un período en que los servicios de salud no tenían capacidad para atender la enfermedad.
«La inmunidad de rebaño es un concepto usado en los programas de vacunación, refiriéndose a la protección que puede alcanzar una población si se alcanza un umbral de vacunación. Se logra protegiendo a las personas de un virus, no exponiéndolas a él», anotó.
Citó un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que refiere que «los intentos de alcanzar la inmunidad colectiva mediante la exposición de las personas a un virus son científicamente problemáticos y poco éticos».
«Dejar que la covid-19 se propague entre la población, de cualquier edad o estado de salud, provocará infecciones, sufrimiento y muerte innecesarios», alertó.
Según el presidente de la UMN, «de manera deliberada el Gobierno hizo caso omiso de las recomendaciones tempranas de la OMS y promovió masivamente aglomeraciones, visitas casa a casa, desestimó las medidas de protección para el personal de salud y las medidas de prevención y control de infecciones en los hospitales».
¿SON 165, 2.862 Ó 7.500 LOS MUERTOS?
Nicaragua registra 165 muertes y 6.046 casos confirmados por la covid-19, según cifras oficiales.
Los datos del Ministerio de Salud mantienes el contraste con los que maneja la UMN y los del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19, una red de médicos y voluntarios que da seguimiento a la pandemia, que reporta 2.862 fallecimientos por neumonía y otros síntomas relacionados con el nuevo coronavirus, así como 11.935 casos sospechosos.
«De acuerdo a los reportes y análisis independientes, más de 11.700 casos sospechosos con severidad reportable han ocurrido (en Nicaragua) y para agosto de este año ya se reportaba un exceso de mortalidad mayor de 7.500 defunciones», afirmó Vásquez Mena.
«La UMN denuncia la gestión inadecuada de la pandemia y la violación del derecho humano a la salud, deber constitucional de parte del Estado», señaló, por su lado, la doctora Anely Pérez Molina, secretaria de esa organización gremial.
Por tanto, la UMN demandó al Gobierno que cese en estimular a la población que incumpla las recomendaciones de la OMS de evitar las aglomeraciones, de mantener el distanciamiento físico de al menos 1,5 metros, del uso universal de las mascarillas, y las medidas de prevención y control de las infecciones por la covid-19.
También pidió a los ciudadanos quedarse en casa y protegerse al máximo si necesitan salir.
El Ejecutivo ha sido criticado desde diversos sectores por promover eventos masivos y aglomeraciones a contracorriente de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y por no haber suspendido las clases presenciales en medio de la pandemia y apenas establecer restricciones.
El presidente Daniel Ortega se declaró en contra de la campaña «Quédate en casa» porque, a su juicio, destruiría la economía local, que se ha contraído los dos últimos años y que es mayoritariamente informal. EFE