A nivel mundial, se estima que al menos 6.000 niños adicionales podrían morir al día por causas prevenibles a lo largo de los próximos seis meses si la presión ejercida por la pandemia por el COVID-19 continúa debilitando los sistemas de salud e interrumpiendo los servicios rutinarios.
En el caso de Ecuador, se estima que 2.282 niños menores de cinco años podrían morir adicionalmente al año, es decir, 6 niños al día, si las intervenciones materno-infantiles se reducen -en el peor escenario en alrededor de un 45 por ciento y la emaciaciónii infantil aumenta en un 50 por ciento. A su vez, la mortalidad materna podría incrementarse en 241 muertes anuales adicionales.
La estimación se basa en un análisis llevado a cabo por los investigadores de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública publicado recientemente en la prestigiosa revista académica The Lancet Global Health.
En el país, 4.059 niños menores de 5 años murieron en 2018 y 221 mujeres perdieron la vida por causas relacionadas al embarazo. El impacto del COVID-19 en Ecuador podría duplicar las muertes maternas e incrementar en un 50 por ciento la mortalidad infantil.
En cuanto al acceso a alimentos, una encuesta realizada por agencias del Sistema de Naciones Unidas, vía telefónica a 409 familias ecuatorianas entre el 7 y 17 de abril, alerta que sólo el 54 por ciento de los hogares tuvieron suficientes alimentos para todos sus miembros. El 11 por ciento no tuvo acceso y el 35 por ciento lo tuvo parcialmente.
Recomendaciones
Con base en esta información, UNICEF insta al Gobierno de Ecuador a priorizar, preservar y mantener la continuidad de los servicios de salud esenciales de salud materno-infantil, con el fin de asegurar los controles pre y posnatales, la atención humanizada del parto, la vacunación y el seguimiento nominal del niño.
Se deben, a su vez, asegurar los servicios de planificación familiar y los servicios preventivos y curativos para los niños menores de 5 años así cómo garantizar el acceso de los adolescentes a la información y a los servicios de salud.
Si bien por el momento puede ser necesario suspender temporalmente campañas de vacunación masivas, es importante asegurar servicios rutinarios de inmunización para evitar el brote de enfermedades prevenibles como el sarampión, polio y meningitis.
Los protocolos de atención al parto para madres sin riesgo de COVID-19 deben seguir los lineamientos de atención integral del parto. Es decir que deben garantizar el apego temprano piel a piel, pinzamiento oportuno del cordón umbilical, lactancia materna en la primera hora después del parto, y permitir el acompañamiento de un familiar.
El Estado debe fomentar lineamientos y protocolos que aseguren que tanto los niveles primarios, secundarios y terciarios de atención cuenten con espacios seguros para brindar la atención y evitar el contagio de COVID-19.
Es importante, además, que el Estado asegure programas de protección social que garanticen al derecho a la alimentación sana de las familias más vulnerables, destinando los recursos financieros, y diseñando los mecanismos de entrega más eficientes para ello garantizando siempre las normas de bioseguridad.
“No esperemos a que haya un brote de sarampión, o a que mujeres que acaban de dar a luz mueran porque no pudieron acudir a sus controles o a que nuestros niños dejen de crecer por falta de alimentos, para que actuemos. Es necesario priorizar los servicios de salud más allá del COVID-19 y asegurar alimentos para las familias más vulnerables, para que la pandemia no haga más estragos de la cuenta”, afirma Joaquín González-Alemán, representante de UNICEF Ecuador.
Las desigualdades de salud existentes se han visto agravadas a medida que se acelera la propagación del COVID-19. Las mujeres, niños, niñas y adolescentes son parte de la población vulnerable que corre mayor riesgo de sufrir pérdidas devastadoras por este virus.