En Italia, en Francia y en otros países del mundo se han decretado medidas más estrictas para el confinamiento de la población, con el convencimiento de que son el mejor antídoto contra la pandemia.
A quienes no respetan las restricciones se les amonesta, se les multa y en algunos países se les lleva a la cárcel.
«Ya basta», lanzó el primer ministro canadiense este lunes, indignado por la falta de civismo de algunos de sus compatriotas.
Lo mismo ocurría en Bolivia, donde las autoridades mostraban su preocupación al ver que los ciudadanos seguían saliendo a la calle casi normalmente pese a la cuarentena decretada.
«Si los bolivianos no tomamos en serio esto, no nos va a matar el virus, nos va a matar la estupidez», dijo el ministro boliviano de Obras Públicas, Iván Arias.
En España, segundo país más afectado en Europa por la COVID-19 después de Italia, la epidemia no retrocede y el número de muertos ya supera los 2.000. De ese total, 462 se registraron en las últimas 24 horas, el día más mortífero desde que comenzó la epidemia. El gobierno repite que los días más duros están por venir.
«Parece que se va suavizando progresivamente el incremento de casos que observamos cada día. Sin embargo, todavía no tenemos certeza de haber llegado al pico», dijo el director de emergencias sanitarias Fernando Simón.
Las autoridades convirtieron una pista de hielo de un centro comercial en Madrid en morgue para almacenar cuerpos de fallecidos a causa del coronavirus. Por otra parte, la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció que el ejército había encontrado en residencias de ancianos «a mayores absolutamente abandonados, cuando no muertos en sus camas»./AFP