En el 2012 un grupo de científicos del Instituto de Virología de Wuhan encontró en una mina abandonada ,al suroeste de China,un virus parecido al SARS-CoV-2 que dejó a 6 hombres enfermos de neumonía.
Según el Diario el Mundo, la viróloga Shi Zhengl quien lideró la investigación pudo determinar que los trabajadores se habrían infectado por unos hongos al limpiar las heces de los murciélagos del fondo de uno de los pozos.
Dos de ellos, con síntomas respiratorios , murieron rápidamente. Otro lo haría poco después en el hospital.
Sin embargo, tras unos análisis a los tres supervivientes que quedaban, se comprobó que estos habían generado anticuerpos contra un coronavirus desconocido.
En el 2016 la viróloga y su equipo de científico, publicaron un informe en el que explicaron que de las 152 secuencias genéticas de coronavirus encontradas en la mina, dos eran similares a las que habían causado el SARS. Una incluso fue descrita como una nueva cepa, llamada RaBtCoV / 4991.
Después de 8 años en un reportaje del diario británico The Sunday Times se dio a conocer que varias muestras de esa expedición a la mina de cobre fueron congeladas en un laboratorio de máxima seguridad.
«Una investigación ha descubierto evidencia de que China no compartió información crucial sobre el virus hermano de la Covid-19, a pesar de que es el líder más fuerte en la búsqueda de los orígenes de la pandemia», exponen desde The Sunday Times.