Los cigarrillos electrónicos se promocionaban como menos nocivos para la salud. Incluso dijeron que servían para quienes buscaban dejar de fumar.
Sin embargo, la BBC expone un estudio que señala que estos dispositivos son más adictivos e incluso están enganchando cada vez más a adolescentes al mundo del tabaquismo.
Más de 20 cigarrillos al día
“Cada vez recibo en mi consultorio más jóvenes de 16 a 24 años que usan este producto y tienen un índice de nicotina en el cuerpo equivalente al consumo de más de 20 cigarrillos al día”, explica la cardióloga Jacqueline Scholz, que dirige el Ambulatorio del Tratamiento del Tabaquismo del Instituto del Corazón de Sao Paulo, al mencionado medio inglés.
Ya hay recomendaciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud para que los gobiernos regulen e impidan el uso en niños y adolescentes.
Si bien estos cigarrillos electrónicos están prohibidos en 37 países como: Argentina, Colombia, México, Panamá, Nicaragua, Uruguay, Venezuela y Brasil, esto no impide que se introduzcan de manera ilegal y sin ningún control sanitario.
“Si no nos ocupamos de este problema ahora, el uso de estos dispositivos tiene todo para convertirse pronto en una epidemia”, ha dicho Scholz a André Biernath, del servicio brasileño de la BBC.
Ingredientes nocivos
Scholz señala que, además de no cumplir las promesas terapéuticas, los cigarrillos electrónicos pueden ir en sentido contrario y ser perjudiciales para la salud, y llama la atención sobre tres de los principales ingredientes que aparecen en estos dispositivos: propilenglicol, nicotina y sustancias aromáticas.
El propilenglicol funciona como una especie de vehículo, capaz de diluir y transportar la nicotina por nuestro organismo.
La nicotina, por su parte, es una sustancia psicoactiva que se encuentra originalmente en el tabaco, lo que provoca una dependencia muy fuerte.
Durante el uso de los cigarrillos electrónicos, se inhala por la boca, pasa por los pulmones, cae al torrente sanguíneo y acaba en el cerebro, donde provoca una sensación momentánea de bienestar.
Por último, están las sustancias aromáticas, que imitan los más diversos olores, desde la menta hasta las natillas.
Scholz señala que estos tres ingredientes pueden presentar riesgos para la salud de diferentes maneras.
“Para empezar, los olores hacen que estos dispositivos sean socialmente más aceptables. Después de todo, el olor a menta, miel o fresa es mucho más agradable que el de los cigarrillos convencionales”.
Y ese atributo, argumenta la doctora, aumenta la curiosidad y quita el miedo a un público más joven, que desde niño está acostumbrado a oír hablar de los efectos nocivos del tabaquismo “tradicional”.
“El propilenglicol, por otro lado, se usa ampliamente en la industria alimentaria, y la gente simplemente asumió que, dado que es seguro consumirlo en los alimentos, no hará daño cuando se inhale”, dice.
“Pero no tenemos suficientes estudios al respecto, sobre todo porque estos dispositivos hoy en día traen tantos aditivos que no tenemos una idea exacta de las reacciones químicas que se dan allí, a una temperatura alta”.
“Y ya hemos visto algunos estudios que han detectado sustancias cancerígenas en la vejiga y la orina de los usuarios de cigarrillos electrónicos”, agrega el especialista.
Para cerrar la lista, no podemos olvidar la nicotina.
Se incrementa la dependencia
“Las nuevas generaciones de cigarrillos electrónicos traen sales de nicotina cada vez más pequeñas y entregadas en grandes cantidades, lo que aumenta la dependencia”, dice Scholz.
La doctora asegura que, al recibir en el consultorio a un nuevo paciente que consume estos dispositivos, siempre le realiza un examen rápido de orina, que mide la cantidad de nicotina que tiene el individuo en el organismo.
“Es muy común que los pacientes jóvenes, de 16 a 24 años, tengan un nivel de nicotina equivalente a fumar más de 20 cigarrillos convencionales al día“, calcula.
Los cigarrillos electrónicos van dirigidos con frecuencia a niños y adolescentes con aromas atractivos y afirmaciones engañosas según la OMS. (Foto: GETTY IMAGES)
De hecho, el propio mecanismo de estos dispositivos facilita su uso constante. Además de no tener ningún olor desagradable, no es necesario encenderlo ni apagarlo. “Este es un producto que puedes usar una y otra vez. Lo guardas en tu bolsillo, le das una calada y lo guardas. Luego puedes volver a tomarlo cuando quieras”, explica Scholz.
“Esto crea una rutina, y la persona empieza a usar cigarrillos electrónicos en la calle, en el trabajo, en el baño de la escuela, acostado en la cama…”
Además de ser adictiva, la nicotina también tiene efectos sobre órganos importantes como el corazón y los pulmones.
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Madre que se cree estranguló a sus hijos antes de quitarse la vida era una emigrante ecuatoriana de 36 años https://t.co/QHKG2vIfIt pic.twitter.com/bHm0pcmGz2
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“La nicotina no es una sustancia inocua. Aumenta el ritmo cardíaco, altera la presión arterial y puede dañar el endotelio, la capa interna de los vasos sanguíneos”, enumera.
“Por lo tanto, el riesgo cardíaco de un usuario de cigarrillos electrónicos es casi el mismo que el de alguien que fuma cigarrillos convencionales”.
“En los pulmones, las nanopartículas de nicotina pueden ingresar a los alvéolos, causar espasmos respiratorios e incluso enfermedades inflamatorias“, agrega la médico.
“Hace unos años tuvimos una serie de casos de este tipo, sobre todo en Estados Unidos, que llamaron la atención. Una parte de estos pacientes consumía otras sustancias, pero alrededor de un tercio consumía exclusivamente nicotina”.