Tal vez la historia de Jeffrey Dahmer más fiel a su vida es la recientemente estrenada serie de Netflix ‘Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer’, protagonizada por Evan Peters. A pesar de su gran acogida, existirían un par de datos sobre los últimos días del asesino serial de Milwaukee que la serie no revela o pasaron desapercibidos los televidentes.
El enemigo de los presos
Apodado como el Caníbal de Milwaukee, Dahmer fue sentenciado a 15 cadenas perpetuas tras confirmarse que asesinó a al menos 17 hombres entre 1978 y 1991, llegando a descuartizar sus cuerpos y comerse sus órganos. La sentencia equivalía a 941 años en el centro penitenciario de Columbia, en Wisconsin, sin embargo, solo permaneció allí durante tres años y cuatro meses antes de ser asesinado.
Su corta estancia en prisión estuvo marcada de conflictos, tal y como sucede en los últimos capítulos de la serie de Netflix. Con 34 años, Dahmer se las habría arreglado para molestar a otros presos, igual o más peligrosos que él, por lo que se mantuvo en custodia protectora, con una interacción limitada a las horas de comer, hacer trabajos o tomar clases.
Inclusive bromeaba con el canibalismo en los almuerzos, formando con su comida partes del cuerpo mutilados, con salsa de tomate que simulaba a la sangre. Esto mientras se burlada de otros reclusos y guías penitenciarios. El pastor de la prisión, Roy Ratcliff, recuerda que Dahmer tenía un póster de Caníbales Anónimos en su pared.
De acuerdo con reportes de aquella época, Dahmer pasó sus últimos días conversando con Herman Martin, un preso que ocupada la celda contigua a la del monstruo de Milwaukee. Martin publicó más tarde un libro contando la experiencia de conversar con Dahmer y este fue recibido con una diversidad de opiniones.
Murió alguien que no estaba arrepentido
El 28 de noviembre de 1994, Dahmer salió de su celda para realizar trabajos de limpieza. Lo acompañó dos reclusos: Christopher Scarver y Jesse Anderson. Los tres hombres se quedaron sin supervisión en las duchas del gimnasio de la prisión durante cerca de 20 minutos, informa The Independent.
Alrededor de las 8:10 am, Dahmer fue descubierto en el suelo de los baños con graves heridas en la cabeza. Medios locales confirmaron que Scarver mató a Dahmer golpeándolo salvajemente con una barra de metal.
Scarver cumplía una sentencia de cadena perpetua por un asesinato cometido en 1990. Le dijo a las autoridades que había atacado a Dahmer y a Anderson gracias a que escondió la barra de metal en su ropa previamente.
Debido a estos dos asesinatos, Scarver en 1995 fue condenado a dos cadenas perpetuas adicionales. El asesino del asesino no habló sino 20 años después, en 2015, cuando en una entrevista con el New York Post explicó por qué golpeó hasta la muerte a Dahmer.
Contó que no sabía la historia del asesino serial, pero después de tener acceso a documentos periodísticos se sintió desconcertado por todo lo que Dahmer había hecho. Además confirmó que Dahmer fabricaba miembros cortados con la comida de la prisión y los rociaba con paquetes de salsa de tomate a modo de sangre.
“Los ponía en lugares donde había gente”, explicó Scarver al New York Post. “Se pasó de la raya con algunas personas: presos, personal penitenciario. Algunas personas que están en prisión están arrepentidas, pero él no era una de ellas”.
Lo ocurrido en la cárcel se cuenta en el documental que Netflix estrenó el 7 de octubre de este año. La serie documental ‘Conversaciones con asesinos. Las cintas de Jeffrey Dahmer’ compone una de las revelaciones más escalofriantes y crudas entrevistas con el carnicero más famoso de Estados Unidos.
Con información de | The Independent/New York Post