El lunes es el último día de la histórica campaña electoral, en que los estadounidenses deberán decidir entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden,.
Representantes de dos visiones diametralmente opuestas sobre el destino del país, las formas de resolver sus problemas y la actitud hacia la oficina de la presidencia.
Se trata de una nación en una encrucijada, golpeada por una pandemia sin precedente
Más de 93 millones de personas ya han votado y ambas campañas aseguran que tienen las de ganar.
Aunque las opciones de Biden para conseguir los 270 votos del Colegio Electoral son más amplias.
Trump apuesta a que un repentino entusiasmo de sus militantes se traducirá en votos.
El lunes, Trump participará en cinco mítines desde Carolina del Norte hasta Wisconsin.
Biden estará la mayoría del tiempo en Pensilvania donde si gana, Trump quedaría casi sin opciones para ganar. Biden pasará tiempo también en Ohio, una osada movida en un estado que Trump ganó por 8 puntos porcentuales cuatro años atrás.
Campaña
En las últimas horas de la campaña, ambos candidatos se acusaron mutuamente no ser aptos para ejercer la presidencia del país, y pintaron un cuadro apocalíptico de lo que será el futuro de la nación si su rival llegase a ganar.
“Biden convertirá a este país en un campo de detención donde ustedes tendrán que estar confinados a sus casas mientras los amotinados ultraizquierdistas quedarán libres para saquear y quemar”, exclamó Trump el domingo en un mitin en Iowa.
Biden, por su parte, vaticinó que el país “está a punto de poner fin a una presidencia que ha avivado las llamas del odio”.
“Cuando se escuche la voz del pueblo, el mensaje quedará claro: es hora de que Donald Trump empaque sus maletas y se vaya”, expresó Biden en Filadelfia, la ciudad más grande de Pensilvania, el estado que bien podría decidir la contienda.
La campaña llega a su final en momentos en que la pandemia del coronavirus está en auge, al haber matado a más 231.000 personas en el país y haber dejado a unas 20 millones sin empleo.
Ha sido un año extraordinario, en que Trump fue enjuiciado por el Congreso, la candidatura de Biden sufrió una dura prueba durante las primarias y la pandemia del coronavirus trastocó totalmente el panorama electoral.
La cantidad de personas que ya han votado es inédita en la historia del país, ya sea temprano o por correo, algo que podría demorar el escrutinio.
Trump ha pasado meses lanzando denuncias, sin ofrecer evidencia alguna, de que las elecciones podrían ser fraudulentas,
Asimismo, se ha negado a prometer una transición pacífica del poder en caso de que pierda.