Ucrania investiga una acusación de que una substancia venenosa fue arrojada en la asediada ciudad de Mariúpol, al tiempo que funcionarios occidentales advirtieron el martes a Rusia que cualquier uso de armas químicas será una escalada grave de una guerra ya devastadora.
Frustrado en su objetivo de tomar la capital, Kiev, el presidente ruso Vladimir Putin está ahora acumulando tropas para una nueva ofensiva en la región oriental de Donbás e insistió en que su campaña conseguirá sus objetivos. Dijo que Rusia “no tenía otra opción” más que lanzar lo que llamó “una operación militar especial” para proteger a civiles en la región, predominantemente ruso parlante.
Putin insiste que la operación militar triunfará
Durante una visita al extremo este de Rusia, Putin insistió en que la operación militar triunfará y que las potencias mundiales no conseguirían aislar a su país. Dijo que la economía rusa y su sistema financiero han soportado el “bombardeo” de sanciones de Occidente y afirmó que las mismas fracasarían, al elevar los precios de esenciales como fertilizantes, llevando a escasez de alimentos y flujos de migración de Occidente.
Mientras las fuerzas ucranianas se preparan para un nuevo ataque, la viceministra de Defensa Hanna Maliar dijo que era posible que se hubiesen usado municiones de fósforo en Mariúpol, que está en Donbás y que ha sido arrasada en seis semanas de incesantes ataques por las tropas rusas. El alcalde dijo que el sitio ha dejado más de 10.000 civiles muertos, sus cadáveres cubriendo las calles.
Mientras Rusia fustigaba la localidad nororiental de Járkiv y se preparaba para atacar el este de Ucrania, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy advirtió que las fuerzas rusas podrían emplear armas químicas. Autoridades dentro y fuera del país dijeron que investigaban urgentemente una acusación sin confirmar de un regimiento ucraniano de que se había arrojado una sustancia tóxica sobre combatientes en Mariúpol.
Se investiga uso de armas químicas
La secretaria de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Liz Truss, dijo que el uso de armas químicas “sería una escalada despiadada de este conflicto”, mientras que su colega australiana Marise Payne dijo que sería “una violación total de la ley internacional”.
Ante la fuerte resistencia de las tropas ucranianas ayudadas por armas occidentales, las fuerzas rusas dependen cada vez más de bombardeos de ciudades, arrasando muchas áreas urbanas y dejando miles de muertos. En otras áreas, se han retirado para reorganizarse.
El descubrimiento de un gran número de civiles aparentemente masacrados en los alrededores de la capital, Kiev, ha provocado una condena generalizada y acusaciones de que Rusia está cometiendo crímenes de guerra en Ucrania. La guerra ha forzado además a más de 10 millones de ucranianos a dejar sus casas, incluyendo casi dos terceras partes de todos los niños.
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Ahora, las tropas rusas dicen que se centrarán en el Donbás, una región industrial en el este de Ucrania. Funcionarios occidentales han reportado indicios de que el ejército ruso prepara una gran ofensiva en la zona.
Donbás lleva desde 2014 dividido por los combates entre separatistas aliados de Rusia y fuerzas ucranianas, y Moscú ha reconocido la independencia de los separatistas.