La calle Rocafuerte en el Centro Histórico de Quito sigue apropiada por microtraficantes, asaltantes y trabajadoras sexuales, a pesar de los reiterados pedidos de los vecinos a las autoridades de intervenir y sancionar a los delincuentes. Los asaltos ocurren a diario y muchas de las víctimas son turistas extranjeros.
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