La presión ejercida por estados y universidades hizo que el presidente de EE.UU., Donald Trump, de marcha atrás en su planteamiento.
El Gobierno de Trump intentó suspender visas de estudiantes extranjeros matriculados en universidades estadounidenses que ofrezcan todos sus estudios en línea
Sin embargo, en una audiencia en Boston (Massachusetts), la jueza federal Allison Burroughs leyó un acuerdo al que llegaron el Gobierno y las instituciones académicas.
La audiencia se había programado con una duración de 90 minutos, ante la expectativa de una acalorada defensa de posiciones por ambas partes. Pero en menos de dos minutos el Gobierno y las universidades se pusieron de acuerdo en la retirada de la norma.
La resolución de este caso significa que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés) retornará a sus directrices de marzo. Así, los estudiantes extranjeros permanecerán en EE.UU. aún si su universidad opta por dar la instrucción exclusivamente en línea durante la pandemia de la COVID-19.
Freno de varias demandas
La sorpresiva resolución de esta disputa deja sin efecto las demandas iniciadas por la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). De igual manera frena demandas de universidades del Oeste del país, la Universidad John Hopkins, de Maryland y la Universidad Rice, en Houston.
La coalición de estados encabezada por la fiscal general de Massachusetts, Maura Healey y Nueva York también se manifestaron en contra de la normativa.
California, estado con los sistemas educativos más grandes del país, con 180.000 estudiantes internacionales anuales, iba a ser uno de los más afectados.
Amenaza a los estándares universitarios
No solo las universidades y autoridades estatales se habían manifestado en contra. También más de una decena de empresas del sector tecnológico, incluyendo Google, Facebook y Twitter, se expresaron contra la normativa de Trump.
Estas compañías explicaron que los estudiantes internacionales contribuyen «sustancialmente» a la economía de Estados Unidos. Su partida hubiera amenazado la capacidad de las instituciones educativas para mantener sus «estándares de excelencia».
«Los estudiantes internacionales son una fuente importante de empleados para las empresas estadounidenses mientras son estudiantes y después de graduarse. Finalmente, se convierten en valiosos empleados y clientes de empresas estadounidenses, ya sea que permanezcan en EE.UU. o regresen a sus países de origen», aseguraron.
De acuerdo a sus cálculos, los alumnos internacionales aportaron durante el curso 2018-2019 un total de 41.000 millones a la economía de Estados Unidos.