El consumo de vísceras de animales, como lo es la tripa, ha sufrido altibajos a través de la historia. En el Imperio Romano se consideraban manjares exquisitos. En América, en la época colonial, las clases sociales altas no las consumían; se las dejaban a los esclavos. Y durante mucho tiempo se las consideró «comida de pobres».
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Lo cierto es que siempre han demostrado la creatividad de los comensales en épocas de escasez. Si bien las más tradicionales están en calles y plazas, los cocineros más audaces las preparan al estilo argentino, como el relleno ideal de un taco o el corazón de un sándwich.
Usualmente se sirve con mote, papas y salsa de maní. Se prepara de diferentes maneras en algunos países de América Latina y se la conoce con distintos nombres:
- México= tripa de leche
- Perú =choncholí
- Ecuador = tripa mishki/chinchulines
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— @DíaaDíaec (@DiaaDiaEc) September 17, 2024