Después de 11 días de clases virtuales, los transportistas escolares a lo largo y ancho del país enfrentan una situación crítica, con sus unidades detenidas y sin estudiantes que ocupen sus servicios.
Esta realidad ha generado creciente inquietud en el gremio, ya que cada día sin operaciones representa pérdidas económicas significativas.
Juan Carlos Cortéz, propietario de una unidad de transporte escolar, expresa su desesperación ante la paralización total: «Lamentablemente nos embarga la desesperación. Cada día sin trabajo es un día de pérdida. Algunos padres de familia comprenden la situación, pero otros no entienden que nosotros también estamos paralizados».
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En Quito existen más de 6.600 conductores de transporte escolar. Ellos afirman que son uno de los gremios más golpeados por las medidas de seguridad anunciadas por el Gobierno. Sin estudiantes que vayan a las aulas, sus servicios no son requeridos.
«Esto se traduce en pérdidas diarias de ingresos que oscilan entre $70 y $80», comenta Julián Narváez, otro conductor afectado.
Además de las pérdidas diarias, los transportistas escolares enfrentan la preocupación adicional de cómo hacer frente a las deudas acumuladas, especialmente aquellos que recientemente renovaron sus flotas y ahora tienen cuentas pendientes por saldar.
Ante esta difícil situación, los transportistas escolares solicitan no solo el regreso de los estudiantes a las aulas, sino también la implementación de medidas de seguridad adecuadas que brinden la confianza necesaria para que tanto conductores como estudiantes puedan retomar sus actividades de manera segura. «De tal manera que todos como padres de familia tengamos la confianza para enviar a nuestros hijos a las unidades educativas», agrega Narváez.