La CONMEBOL decidió que Brasil sea sede única de la edición de este año de la Copa América tras los problemas sociales en Colombia y la crisis sanitaria agudizada por los casos de COVID-19 en Argentina, dos países que iban a alojar al torneo en sedes compartida.
Pero la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hizo una advertencia sobre el repunte de casos de COVID-19 en Brasil a once días del inicio de la Copa América en los estadios cariocas.
Según el portal de noticias RT, «En las últimas 24 horas, Brasil contabilizó 2.507 decesos por covid-19 y 95.601 nuevos contagios. Desde el inicio de la pandemia, la nación suma 467.706 víctimas fatales y 16,7 millones de infecciones».
Precisamente los cuatro estados de Brasil que albergarán los partidos de la Copa América presentan un índice de mortalidad que está por encima del promedio que está en 222,6 muertes por cada 10 000 habitantes.
El hecho de que el Gobierno de Brasil haya aceptado realizar la Copa América en ese país recibió miles de críticas desde todos los sectores, el político por encima de todos. A pesar de los índices altos de contagios y de mortalidad por COVID-19, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, mostró su deseo de que el torneo de naciones se realice en territorio carioca.