Una proteína asociada al sistema inmune del cerebro participa en la regulación de la depresión, especialmente en las mujeres, de acuerdo a un estudio liderado por investigadores del Institut Pasteur (IP) de Montevideo y la Facultad de Medicina pública uruguaya.
La investigación, publicada este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), encontró que las mujeres que tienen una variante de esta proteína, presente naturalmente en 20 a 30% de la población, tienen menos probabilidad de desarrollar depresión.
El vínculo entre el sistema inmune del cerebro y el desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos sugerido por estos resultados «era desconocido» hasta ahora, señaló el líder del estudio Hugo Peluffo, responsable del Laboratorio de Neuroinflamación y Terapia Génica del IP Montevideo y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar).
Algunas células del sistema inmune, llamadas macrófagos, se encargan de «limpiar» el organismo absorbiendo patógenos o reparando lesiones de tejido. El principal conjunto de macrófagos, ubicado en el sistema nervioso central, es conocido como microglía.
Los científicos del IP y la Udelar vienen observando la función de la microglía en la reparación de lesiones agudas en el cerebro -por ejemplo, debido a un trauma por accidente de tránsito- y cómo interviene en la llamada «poda neuronal», es decir la eliminación natural de conexiones entre neuronas (sinapsis) que dejan de ser útiles a lo largo de la vida.
Así fue que, analizando una proteína ubicada en la superficie de la microglía llamada CD300f, observaron que ratones que no la tenían eran menos activos que los que sí, y se comportaban de una manera similar a lo que sería la depresión en humanos.
En más ensayos, detectaron que solo los ratones hembras que no tenían la proteína mostraban un comportamiento depresivo.
Para ver si estos resultados se replicaban en humanos, los investigadores apelaron a diferencias que se dan naturalmente en la población. «Las diferentes proteínas tienen variantes, que hacen que no todos tengamos exactamente el mismo CD300F. No todos tenemos exactamente la misma secuencia del gen», explicó Peluffo a la AFP.
Buscaron entonces una variante que creían que podía cambiar la función de la proteína. Esa variante, llamada R218Q, es hereditaria y está presente en entre un 20 y 30% de la población.
Con colaboración de científicos de la Universidad Federal de Santa Catarina y de la Universidad Católica de Pelotas, ambas de Brasil, que habían hecho un estudio poblacional en ese país que incluyó a 1.110 hombres y mujeres voluntarios a quienes se les pidió una muestra de sangre y una serie de test neuropsicológicos, buscaron confirmar si había relación entre la R218Q y la probabilidad de tener patologías psiquiátricas.
«Encontramos que las personas que tenían esa variante tenían menos probabilidad de desarrollar depresión. Ese efecto solo se veía en mujeres», dijo Peluffo.
Entre lo más novedoso del estudio es que el vínculo entre microglía y depresión incluye una proteína y un mecanismo concretos a los que se puede apuntar para tratar esa patología, añade el investigador. La terapia «no tiene que ser tan genérica».
Ahora resta entender «por qué esa proteína solo protege frente a la depresión en hembras».
El estudio involucró a un grupo internacional de colaboradores que incluye además a otros investigadores locales del IP Montevideo, la Facultad de Medicina-Udelar y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable.
AFP