Autoridades chilenas y ejecutivos de la farmacéutica china Sinovac anunciaron el miércoles la instalación en Chile de una planta de llenado y envasado de vacunas contra COVID-19 que se exportarán al resto de América Latina.
La planta china, que entrará en funciones el primer trimestre de 2022, considera una inversión de 60 millones de dólares para una producción anual de 50 millones de dosis de la vacuna CoronaVac de Sinovac, que se basa en un virus inactivo que requiere dos dosis —deben pasar 28 días entre una y otra— y puede mantenerse en refrigeradores comunes.
El anuncio se realizó en una rueda de prensa a la que asistieron ministros de Estado y ejecutivos de Sinovac durante la cual se informó que también se instalará en Chile un centro de investigación y desarrollo de vacunas.
“Sinovac viene a Chile para que el centro neurálgico, para que el centro principal de producción de vacunas para Latinoamérica esté ubicado en nuestro país”, señaló el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez.
“Hoy día la urgencia de la pandemia requiere un trabajo acelerado en términos de manufactura de vacunas, y es por eso que esta planta de envasado es la primera etapa”, señaló el doctor Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia de la Universidad Católica.
El ministro de Salud, Enrique Paris, afirmó por su parte que “aquellos países que han tenido dificultades para adquirir vacunas, obviamente que nosotros queremos ayudarlos”. Añadió que “aquí hay un concepto de solidaridad muy importante, de amistad internacional a nivel latinoamericano, de colaborar con nuestros hermanos y avanzar en el manejo y combate de la pandemia”.
El centro de investigaciones de virus respiratorios se ubicará en el puerto de Antofagasta, 1.400 kilómetros al norte de la capital, y la planta de llenado y envasado será levantada en Santiago.
La decisión de Sinovac fue adoptada luego de una visita al país sudamericano de una delegación de científicos y ejecutivos de la farmacéutica, encabezada por su vicepresidente Weining Meng, que visitaron terrenos industriales cercanos a puertos y aeropuertos.
Chile tiene una cercana relación con China. Ambos países firmaron en junio de 2020 un contrato que asegura al país sudamericano 20 millones de dosis anuales, por tres años, hasta completar 60 millones de vacunas.
El país sudamericano ha recibido 29,2 millones de vacunas, de las cuales 19,6 millones son de Sinovac y 6,8 millones son de la estadounidense Pfizer, 2,1 millones de AstraZeneca y 575.000 de CanSino.
El inmunizante chino es el pilar del programa de vacunación de Chile, un país de 19 millones de habitantes que figura entre un puñado de número de países que más población ha inmunizado. En seis meses ha inoculado con la primera dosis al 87% de los 15,2 millones de personas que busca vacunar y el 80% recibió las dos dosis requeridas.
Chile ha disminuido fuertemente los infectados diarios, por debajo de los mil, y los enfermos graves por COVID-19, por lo que las últimas semanas inició una flexibilización de las restricciones sanitarias, aunque existe temor de una eventual expansión de la contagiosa variante Delta, identificada hasta ahora en 55 personas. De ellas, cuatro se infectaron por transmisión comunitaria en el gran Santiago.
En la víspera del anuncio, el Ministerio de Salud chileno divulgó un estudio que indica que a seis meses de aplicarse, la vacuna de Sinovac mantiene una efectividad del 58,4% para prevenir la infección, 5% menos que lo mostrado en junio. Sin embargo, evita en 86% la hospitalización, en 90% el ingreso a una Unidad de Cuidados Intensivos y previene la muerte en el 86,4% de los casos. El análisis se hizo sobre una muestra de 8,6 millones de personas.
Chile registra 1,6 millones de contagiados desde la llegada de la pandemia, en marzo del año pasado, y más de 35.000 fallecidos.