Si Ringo Starr llama a pedirte que cantes para él, ¿podrías rechazar su invitación?
El adorado Beatle escarbó en su lista de contactos en busca de ayuda para el coro de “Here’s to the Nights”, su más reciente tema escrito por Diane Warren, y reclutó toda una coral.
Paul McCartney. Sheryl Crow. Dave Grohl. Lenny Kravitz. Joe Walsh. Ben Harper. Finneas. Chris Stapleton. Yola. Jenny Lewis. Corinne Bailey Rae. Eric Burton (de Black Pumas). Steve Lukather.
“Por las noches que no recordaremos, con los amigos que no olvidaremos”, cantan todos en inglés. Es un sentimiento perfecto para el baterista de 80 años que, como cantó una vez McCartney, “tiene memorias más extensas que el camino desplegado adelante”.
“Todos fueron realmente amables conmigo al hacer lo que hicieron”, dijo Starr recientemente a The Associated Press.
Dos personas declinaron, de hecho. Ringo no reveló quiénes, pero debieron haber estado REALMENTE ocupados.
El EP de Starr, con cinco nuevas canciones, sale a la venta el viernes. El proyecto le dio algo que hacer durante el confinamiento por la pandemia en su casa en Los Ángeles. El artista dijo que dividió gran parte de su tiempo entre componer, pintar y hacer ejercicio.
“El año pasado no salí de mi casa más de siete veces, y creo que exagero”, dijo. “Soy un blanco excelente para este COVID. Ahora tengo las vacunas. ¡Me siento estupendamente y no hay adónde ir!”
Una de sus salidas recientes fue el pasado domingo a la ceremonia de los premios Grammy, donde presentó el premio a la grabación del año para Billie Eilish, quien — saquemos la cuenta — nació 31 años después de que los Beatles se desintegraron.
Hasta un Beatle puede deprimirse, y Starr dijo que se sintió decaído durante el extenso cese de actividades. Tuvo que cancelar presentaciones con su All-Starr Band el año pasado y, más recientemente, pospuso sus añorados planes de volver al ruedo en mayo y junio. Es demasiado pronto, sencillamente.
“Estuve muy triste al principio al no poder salir de gira”, dijo. “Amo tocar. Amo al público. Ellos me aman a mí. ¡Iría adonde sea para ser amado!”, exclama soltanto una carcajada.
Es una de las cosas que tiene en común con su compañero sobreviviente de los Beatles. Ambos se mantienen activos en la música, les encanta tocar y, con sus dietas vegetarianas, se mantienen en forma de manera envidiable.
Para Starr, su vehículo las últimas tres décadas ha sido la All-Starr Band, un concepto sencillo que se regenera continuamente: invita a músicos veteranos que se van rotando, con el requisito de que hayan sido parte de algunas canciones exitosas para poder mantener una lista de canciones fresca y variada.
Confesó que se sintió muy inseguro la primera vez que trajo a dos colegas bateristas: Levon Helm y Jim Keltner.
Pero resultó ser de lo más divertido para Starr, quien adora estar en una banda, como evidencia su gran sonrisa cada vez que se sienta detrás de la batería.
“Cada vez que termino una gira de All-Starr, llego a casa y le digo a (mi esposa) Barbara, ‘me cansé, ya está bueno, tuve suficiente’”, dijo. “Y ella me dice, ‘ciertamente, cariño’. Semanas después estoy diciendo de nuevo que necesito salir al tocar. Tengo que llamar gente. Soy así, y punto”.
También está promoviendo un libro de edición limitada, “Ringo Rocks: 30 Years of the All-Starrs”.
Nada mal para un chico enfermizo que creció en un área ruda de Liverpool, un hijo único que se unió a una banda que le dio tres hermanos de por vida.
“Fue una conexión súper increíble de paz y amor”, recordó Starr. “Fue tan maravilloso. Todavía extraño a John y George, pero así es la vida. Paul y yo seguimos siendo grandes amigos y nos apoyamos uno al otro”.