Un tretrapléjico italiano de 46 años, que lleva los últimos 18 inmovilizado, ha elegido la sedación profunda como método para morir, en vista de la falta de respuesta de las autoridades sanitarias sobre el fármaco que debe serle suministrado y a pesar de haber sido el segundo enfermo autorizado a ser sometido al suicidio médicamente asistido en el país.
«Desde hace dos meses mi sufrimiento ha sido reconocido como insoportable. Cumplo todas las condiciones para ser ayudado a morir. Pero el Estado me ignora. En este punto, elijo la sedación profunda y continua, aunque prolongue la agonía de los que me quieren», explicó este lunes Fabio Ridolfi, que se comunica con un puntero ocular con el que escribe mensajes.
El Comité de Ética de la Sanidad publica italiana autorizó el pasado 8 de abril que Ridolfi fuese sometido al suicidio asistido por cumplir todas las condiciones incluidas en la sentencia del Tribunal Constitucional que estableció ese derecho en 2019.
Sin embargo, las autoridades del servicio sanitario público de la región de Las Marcas (centro-este) tardaron 40 días en notificar esa decisión al enfermo y además no especificó ni el centro médico donde proceder al suicidio asistido ni el fármaco.
EUTANASIA
La asociación Luca Coscioni, que lleva años luchando por la introducción de una ley que regule la eutanasia en Italia y que ayuda legalmente al enfermo, criticó que las autoridades le estén negando un derecho fundamental «por las continuas demoras y el obstruccionsimo del Estado».
«Fabio tenía un derecho, el de poder elegir la ayuda médica para la muerte voluntaria», que le ha sido «negado por los continuos retrasos y el obstruccionismo de un Estado que, aunque afirma que tiene todos los requisitos de la sentencia constitucional y reconoce que su sufrimiento es insoportable, le impide decir basta», explicó la abogada Filomena Gallo, secretaria general de la asociación en un comunicado.
Según Gallo, «cada día que pasa para Fabio es un día más de sufrimiento, por lo que ha decidido que no quiere seguir esperando y proceder a una sedación profunda y a la suspensión del tratamiento de apoyo vital», dijo.
«Fabio merece respeto y no ser ignorado por un Estado que le obliga cruelmente a un sufrimiento continuo y no le garantiza su elección legalmente exigible», añadió la abogada Gilomena Gallo, secretaria nacional de la asociación.
Se trata del segundo enfermo en ser autorizado a someterse al suicido médicamente asistido en el país después de que el pasado noviembre se autorizase esta práctica a un terapléjico de 43 años que llevaba 10 inmovilizado en la cama y que tuvo que esperar 16 meses para que le notificaran el fármaco.
El Parlamento italiano comenzó en diciembre pasado a estudiar un proyecto de ley que permitirá a determinados enfermos someterse a una forma de suicidio asistido, un texto que divide a los partidos políticos y cuya discusión se prolongará durante meses