El sector de la minería y energético se dan cita desde este miércoles en Quito en su primera gran feria tras la irrupción de la covid-19, para poner de manifiesto el buen músculo de una actividad que no ha dejado de crecer en Ecuador durante la pandemia.
Bajo la nomenclatura de XIII Expominas y XXI Oil & Power, este megaevento minero de tres días de duración analiza los principales desafíos del sector, nuevas tecnologías de exploración y prospección, políticas respecto a comunidades locales generalmente indígenas, y el impacto medioambiental, entre otras cuestiones.
La XIII Expominas y XXI Oil & Power arrancó por la mañana con un panel sobre Responsabilidad Social Empresarial y Encadenamiento Productivo en el que intervinieron representantes de las compañías Lundin Gold, SolGold, ENAMI EP y Solaris Resources.
«Creemos que hay una expectativa importante porque es un evento que representa aquella voluntad de inversión seria», dijo a Efe Ricardo Obando, gerente local de la firma Lowell, subsidiaria de la minera Solaris en Ecuador, que desarrolla el proyecto de exploración Warintza en la provincia amazónica de Morona Santiago.
El directivo recordó las cifras oficiales ofrecidas por el Gobierno que indican que el sector «crece exponencialmente el 134% respecto a las exportaciones de 2020» y aseguró que «se siente un ambiente propicio para que las inversiones lleguen al país a sectores estratégicos e industriales como el nuestro».
EN BUSCA DEL CONSENSO
Pese a la fuerte oposición que genera entre ecologistas y colectivos indígenas la política declarada del Ejecutivo de apostar por la minería y duplicar la producción de petróleo, el proyecto Warintza cuenta con la venia de las comunidades originarias shuar.
A través de la alianza estratégica Warintza, que aglutina a las comunidades Warints y Yawi, a la minera Lowell y al Estado, el proyecto para la extracción de cobre lleva dos años en fase de exploración.
Vicente Tsalimp Antun, coordinador del directorio de la Alianza explicó a Efe que las decisiones se toman entre los miembros de las comunidades de común acuerdo y resaltó «la necesidad de transparencia para la exploración en el territorio».
Sobre la exigencia de principios expresada recientemente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) de rechazar el extractivismo, Antun defiende que el diálogo y las decisiones de las comunidades deben ser respetados.
«Podemos quedarnos en un mundo cerrado, como nacionalidades indígenas podemos dejar los recursos bajo tierra. Pero estamos bendecidos con ellos y tenemos que buscar los aliados para explotar esa minería y mejorar las condiciones de vida de las familias que vivimos en la Amazonía del Ecuador», añadió.
PERSPECTIVA DE GÉNERO
La coordinadora social del proyecto minero Loma Larga, que lleva a cabo la firma DTM, María Teresa Rodríguez, dio a conocer en un panel que abrió la feria una «mirada alternativa de los encadenamientos productivos desde una perspectiva de género» y subrayó el papel activo de las mujeres a la hora de respaldar la minería en varias poblaciones de la provincia de Azuay.
El objetivo, indicó es «crear comunidades sostenibles y resilientes, donde estén bien informadas, cohesionadas, que tengan oportunidades económicas, servicios básicos accesibles y de calidad, y capacidad de gestionar sus recursos naturales».
La mujer rural es de las más afectadas por la pobreza en Ecuador, una situación que se ha agravado desde el comienzo de la pandemia.
El evento reúne a representantes de más de 230 empresas de nueve países y más de 600 marcas comerciales, así como autoridades y funcionarios del sector, directivos de los gremios empresariales y ejecutivos de las compañías mineras, petroleras y de electricidad.
El consejero económico de Perú en Ecuador, Gustavo García Benavides, aprovechó la ocasión para lanzar la marca sectorial MinePerú, para dar a conocer la oferta exportable en servicios y productos para el sector minero de la mano de 18 empresas peruanas.
«La experiencia que tiene el Perú en minería es mayor a los 5.000 años, somos un país polimetálico y podemos proveer diversos productos para este sector», declaró el representante del país vecino.
La minería representa en Ecuador alrededor de 1,25 % del PIB, y la intención del gobierno es llevarla hasta el 4% bajo una óptica de responsabilidad ecológica, lo que aún no convence a medioambientalistas y comunidades indígenas más propensas a mantener los metales bajo tierra. EFE