La pandemia de coronavirus se aceleraba el viernes en toda América Latina, con un aumento de nuevas infecciones y muertes, mientras las curvas de contagio comenzaban a aplanarse en gran parte de Europa, Asia y Estados Unidos, donde la reapertura ya está en marcha.
Las dos naciones más grandes de la región, México y Brasil, reportaron esta semana cifras récord de nuevos contagiados y muertes diarias, lo que alimentó las críticas a sus presidentes, que han aplicado lentamente las medidas de suspensión de las actividades en un intento por limitar el daño económico.
Brasil ha reportado más de 20.000 muertes y 300.000 casos confirmados, lo que lo convierte en el tercer país más afectado del mundo por cifras oficiales. Los expertos, sin embargo, consideran que ambos números están debajo de las cifras reales debido a la falta generalizada de pruebas de detección de COVID-19.
El virus “no perdona. No elige la raza o si eres rico o pobre, negro o blanco. Es una enfermedad cruel”, opinó Bruno Almeida de Mello, un conductor de Uber de 24 años, durante el entierro de su abuela en Río de Janeiro. Ella falleció a los 66 años.
Las infecciones aumentaban y las unidades de cuidados intensivos también se veían inundadas en Perú, Chile y Ecuador, países que antes recibieron elogios por la imposición de cierres de empresas y cuarentenas prematuras y enérgicas.
Muchos expertos dijeron que el creciente número de muertos en América Latina mostraba los límites de las acciones de gobierno en una región donde millones de personas trabajan en empleos informales y muchas fuerzas policiales son débiles o corruptas y no pueden imponer restricciones.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador minimizó durante semanas la amenaza que representaba el virus mientras continuaba viajando por el país después del primer caso confirmado en México. Dejó que sus asesores de salud condujeran el control de la crisis, pero continuó insistiendo en que México era diferente, que sus fuertes lazos familiares y su ética de trabajo lo ayudarían.
México tenía el miércoles más de 6.000 muertes confirmadas por COVID-19. El país ha reportado recientemente más de 400 muertes al día, pese a que las nuevas infecciones aún no han alcanzado su punto máximo. Se sospecha que muchas muertes clasificadas como “neumonía atípica” fueron por COVID-19, pero no fueron incluidas en el recuento oficial. El número real puede ser varias veces mayor.
Armando Sepúlveda, gerente del cementerio Mausoleos de San Cristóbal, en el enorme suburbio de Ecatepec, al noreste de la ciudad de México, dijo que los entierros y cremaciones se han duplicado en las últimas semanas.
Sepúlveda dijo el jueves que los crematorios están saturados, porque los hornos no tienen esa capacidad. Aseguró que muchas familias están desesperadas recorriendo la ciudad en busca de servicios funerarios porque los hospitales no pueden retener a los muertos por mucho tiempo.
El gobierno mexicano, sin embargo, se está enfocando ahora en la reactivación de la economía.
La minería, la construcción y la fabricación de autopartes para el mercado de América del Norte pudieron reanudar operaciones esta semana, pero los analistas pronostican una contracción económica masiva en una economía que ya había entrado en una recesión técnica antes de la pandemia.
Muchos gobiernos, incluso aquellos en los que la tasa de contagios está aumentando todavía, dicen que deben cambiar su enfoque para salvar empleos que están desapareciendo tan rápido como se propaga la enfermedad. En Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo, el desempleo está aumentando.
El presidente de la Reserva Federal calcula que hasta 1 de cada 4 estadounidenses podrían quedar desempleados, mientras que en China los analistas estiman que alrededor de un tercio de la fuerza laboral urbana está desempleada.
Las naciones europeas también han sufrido fuertes pérdidas de empleos, pero los sólidos programas de bienestar social en países como Alemania y Francia están subsidiando los salarios de millones de empleados.
Los analistas del sector privado creen que hasta el 30% de la fuerza laboral urbana china, alrededor de 130 millones de personas, perdieron su empleo al menos de forma temporal. Hasta 25 millones de empleos podrían desaparecer de forma definitiva este año, agregaron.
La pandemia de coronavirus se aceleraba el viernes en toda América Latina, con un aumento de nuevas infecciones y muertes, mientras las curvas de contagio comenzaban a aplanarse en gran parte de Europa, Asia y Estados Unidos, donde la reapertura ya está en marcha.
Las dos naciones más grandes de la región, México y Brasil, reportaron esta semana cifras récord de nuevos contagiados y muertes diarias, lo que alimentó las críticas a sus presidentes, que han aplicado lentamente las medidas de suspensión de las actividades en un intento por limitar el daño económico.
Brasil ha reportado más de 20.000 muertes y 300.000 casos confirmados, lo que lo convierte en el tercer país más afectado del mundo por cifras oficiales. Los expertos, sin embargo, consideran que ambos números están debajo de las cifras reales debido a la falta generalizada de pruebas de detección de COVID-19.
El virus “no perdona. No elige la raza o si eres rico o pobre, negro o blanco. Es una enfermedad cruel”, opinó Bruno Almeida de Mello, un conductor de Uber de 24 años, durante el entierro de su abuela en Río de Janeiro. Ella falleció a los 66 años.
Las infecciones aumentaban y las unidades de cuidados intensivos también se veían inundadas en Perú, Chile y Ecuador, países que antes recibieron elogios por la imposición de cierres de empresas y cuarentenas prematuras y enérgicas.
Muchos expertos dijeron que el creciente número de muertos en América Latina mostraba los límites de las acciones de gobierno en una región donde millones de personas trabajan en empleos informales y muchas fuerzas policiales son débiles o corruptas y no pueden imponer restricciones.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador minimizó durante semanas la amenaza que representaba el virus mientras continuaba viajando por el país después del primer caso confirmado en México. Dejó que sus asesores de salud condujeran el control de la crisis, pero continuó insistiendo en que México era diferente, que sus fuertes lazos familiares y su ética de trabajo lo ayudarían.
México tenía el miércoles más de 6.000 muertes confirmadas por COVID-19. El país ha reportado recientemente más de 400 muertes al día, pese a que las nuevas infecciones aún no han alcanzado su punto máximo. Se sospecha que muchas muertes clasificadas como “neumonía atípica” fueron por COVID-19, pero no fueron incluidas en el recuento oficial. El número real puede ser varias veces mayor.
Armando Sepúlveda, gerente del cementerio Mausoleos de San Cristóbal, en el enorme suburbio de Ecatepec, al noreste de la ciudad de México, dijo que los entierros y cremaciones se han duplicado en las últimas semanas.
Sepúlveda dijo el jueves que los crematorios están saturados, porque los hornos no tienen esa capacidad. Aseguró que muchas familias están desesperadas recorriendo la ciudad en busca de servicios funerarios porque los hospitales no pueden retener a los muertos por mucho tiempo.
El gobierno mexicano, sin embargo, se está enfocando ahora en la reactivación de la economía.
La pandemia y varios sectores estratégicos de los paíes
La minería, la construcción y la fabricación de autopartes para el mercado de América del Norte pudieron reanudar operaciones esta semana, pero los analistas pronostican una contracción económica masiva en una economía que ya había entrado en una recesión técnica antes de la pandemia.
Muchos gobiernos, incluso aquellos en los que la tasa de contagios está aumentando todavía, dicen que deben cambiar su enfoque para salvar empleos que están desapareciendo tan rápido como se propaga la enfermedad. En Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo, el desempleo está aumentando.
El presidente de la Reserva Federal calcula que hasta 1 de cada 4 estadounidenses podrían quedar desempleados, mientras que en China los analistas estiman que alrededor de un tercio de la fuerza laboral urbana está desempleada.
Las naciones europeas también han sufrido fuertes pérdidas de empleos por la pandemia, pero los sólidos programas de bienestar social en países como Alemania y Francia están subsidiando los salarios de millones de empleados.
Los analistas del sector privado creen que hasta el 30% de la fuerza laboral urbana china, alrededor de 130 millones de personas, perdieron su empleo al menos de forma temporal por la pandemia. Hasta 25 millones de empleos podrían desaparecer de forma definitiva este año, agregaron.