Sao Paulo, la ciudad más populosa de Brasil y la más azotada por la pandemia del coronavirus, dio un paso más en su plan de desescalada.
Los bares, restaurantes y salones de belleza reabrieron sus puertas en la tercera fase de flexibilización de las medidas de aislamiento social.
En una segunda fase previa, que duró quince días, se permitió ya la reapertura de los comercios de calle y los centros comerciales.
Así, tras más de 100 días cerrados al público, los bares, restaurantes y centros de estética de la ciudad reabrieron para sus 12 millones de habitantes.
Esta ciudad es considerada el epicentro de la pandemia en Brasil, con 7.600 muertes por la COVID-19 y 281.000 casos de la enfermedad.
Con un llamado a la «cautela», el alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, alertó que esta nueva fase de flexibilización «no debe confundirse con la conmemoración del fin de la pandemia».
En declaraciones a los periodistas, Covas pidió a los paulistas que eviten escenas como las protagonizadas la semana pasada en Río de Janeiro. Ahí, cientos de personas se aglomeraron sin máscaras en las calzadas del barrio de Leblon en la primera noche de reapertura de bares y restaurantes de la capital fluminense.
BRASIL APUESTA POR LA VACUNA
Mientras el país sigue pendiente de la desescalada, el gigante suramericano ya suma más de 65.000 muertos y 1,6 millones de contagios.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, llegó a calificar a la enfermedad como una «gripecita». Este martes confirmó que un cuarto examen de Covid-19 ha dado positivo.
Así, el gigante sudamericano apuesta por la vacuna contra el coronavirus y tiene entre manos los ensayos de dos de ellas. Una desarrollada por la Universidad de Oxford y la otra por el laboratorio chino Sinovac.
Ésta última, coordinada por el centro de investigación Instituto Butantan de Sao Paulo, pretende ser testada en 9.000 voluntarios, todos ellos profesionales de salud.