Los salvadoreños acuden a las urnas este domingo 4 de febrero de 2024. Unos comicios en los que se espera la reelección del presidente Nayib Bukele, aplaudido por poner tras las rejas a las despiadadas pandillas con una «guerra» implacable que suspendió libertades civiles.
Bukele, expublicista de 42 años, tiene casi garantizado un segundo mandato de cinco años, con una abrumadora popularidad del 90% y sin adversarios de peso. Podría incluso aniquilar a la oposición en el nuevo Congreso de 60 escaños, que ya controla cómodamente.
Nayib Bukele vota
Nayib Bukele, votó este domingo en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, rodeado de miembros de su partido Nuevas Ideas (NI); cientos de seguidores y bajo la mirada de fotógrafos y periodistas nacionales y extranjeros.
El mandatario llegó acompañado de su esposa, Gabriela de Bukele, vestía ropa casual y gorra; tras ejercer el sufragio saludó a los seguidores, muchos de ellos votantes que esperaron a que llegará para verle o sacarle una fotografía.
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Bukele, que no se dirigió al ejercito de periodistas apostados desde tempranas horas en el lugar, hace así su primera aparición en público desde finales de noviembre, cuando la Asamblea Legislativa, de mayoría oficialista, aprobó una licencia -permiso- de seis meses para que el mandatario hiciera campaña política.
No obstante, Bukele no realizó ninguna actividad pública presencial y solamente utilizó sus redes sociales para dirigirse a los votantes.
Unos 6,2 millones de salvadoreños (740 000 en el exterior), están llamados a votar hasta las 17:00 locales (18:00 hora de Ecuador). Las elecciones son vigiladas por miles de militares y policías, y por primera vez bajo estado de excepción desde que acabó la guerra civil en 1992.
Tras un sangriento fin de semana con 87 muertos, Bukele impuso en marzo de 2022 un estado de excepción que suma casi 76 000 detenidos y redujo a mínimos históricos los asesinatos (oficialmente 2,4 por cada 100 000 habitantes en 2023) en el que antes fue el país con mayor índice de violencia criminal del mundo.
Pero organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian arrestos arbitrarios, torturas y muertes en prisión. Unas 7 000 personas inocentes fueron liberadas, pero muchos siguen encarcelados sin poder comunicarse con sus familiares.