A veces uno se pregunta qué habría pasado si Rubén Blades hubiese sido presidente de Panamá. ¿Habría sido bueno? ¿Habría sido odiado? ¿Fue mejor que no lo fuera?
“Creo que hubiera sido bueno para el país”, dijo Blades el jueves en una entrevista por videollamada horas antes de los Latin Grammy, donde fue homenajeado como Persona del Año de la Academia Latina de la Grabación y galardonado con los premios al álbum del año por “SALSWING!” y mejor álbum de salsa por “SALSA PLUS!”, ambos con Roberto Delgado & Orquesta.
“La gente dice que el poder corrompe; yo no creo eso. Yo creo que el poder desenmascara”, agregó. “No te compran si no te vendes… El servicio público para mí vale más que un Grammy o todos los Grammys que me he ganado o lo que me den. No hay nada mejor que servir a tu país y a tu pueblo, punto”.
Lo que sí pasó desde que se postuló a la presidencia en 1994 es que siguió fiel a la música y la actuación (sus fans siguen esperando ver más escenas suyas como Daniel Salazar en la serie “Fear The Walking Dead”), y finalmente se dio el lujo de tener un puesto de servicio público como ministro de Turismo de 2004 a 2009, afortunadamente sin los escándalos de corrupción o nepotismo que suelen plagar a los políticos latinoamericanos. De hecho, como se puede ver en el documental “Yo no me llamo Rubén Blades” de 2018, todavía puede caminar por las calles de Panamá y la gente lo saluda.
Tras quedar encantado por la música de Frankie Lymon and The Teenagers en la película “Rock Rock Rock!” cuando tenía unos 10 años, Blades, nacido en la Ciudad de Panamá en 1948, entró a la música en la década de 1970 por una puerta muy trasera, dice, pero desde entonces nunca se separó de ella.
Sin embargo, “contrario a lo que gente que no sabe de qué habla dice, yo no me fui de Panamá con el propósito de ser músico, yo me fui de Panamá porque no iba a ser abogado en una dictadura”, dijo Blades, cuyos padres se habían ido del país antes que él por un problema con el líder militar Manuel Noriega. “Cuando llegué a Florida a estar con mi familia estaban pasando muchísimos trabajos allá y yo no podía ayudarlos porque mi diploma como abogado no servía, no funcionaba en la Florida y llamé a la FANIA, que era la compañía de discos más grande de salsa”.
Richie Ray y Bobby Cruz de FANIA habían grabado “Guaguancó triste” de Blades en 1971 y él tenía la esperanza de que le dieran trabajo como compositor o músico. La única oferta que tenían disponible era un puesto a cargo de la correspondencia de la disquera.
“Empecé en el correo de la FANIA y ahí me encontró Ray Barretto… Le dijeron, ’el tipo ese que está ahí pegando sellos en la FANIA, ese tipo canta y ese tipo escribe canciones”, recordó Blades. “Barreto me fue a ver y yo hice una audición y me ubicó en la orquesta junto a Tito Gómez, que en paz descanse, y así fue que empecé en Nueva York en 1974”.
“Buscando guayaba”, “Pedro Navaja”, “Plástico”, “Prohibido olvidar”, “Buscando América” y “Desapariciones” son algunas de las canciones del encargado de correo de la FANIA que, contando los premios que se llevó el jueves, ha ganado 10 Latin Grammy y nueve Grammy.
“Mientras yo pueda cantar y brindarle al público el nivel de calidad que me exijo a mí y que el público está acostumbrado a recibir de mí, yo seguiré trabajando. Pero el momento en el que sienta que la voz o la disposición, el entusiasmo, ya no lo siento, ese es el día que paro inmediatamente, así como dejé de fumar”, aseguró. “La música nunca me va a abandonar porque la música es algo que te ayuda espiritualmente, te ayuda incluso terapéuticamente y te mantiene en comunicación con lo mejor que hay en el universo”.
El miércoles, Blades fue celebrado en el tradicional concierto benéfico para la Persona del Año por decenas de artistas, incluidos Andrés Calamaro, Vicentico, Flor de Toloache, Diego Torres, Farruko y Joaquín Sabina, que interpretaron versiones de sus canciones.
“Que él (Sabina) haya viajado desde España hasta acá para compartir conmigo esta noche fue algo que me pareció muy especial”, dijo. “Le dije, ‘lo hubieras hecho por Zoom’. Eso me sorprendió y se lo agradezco inmensamente, yo lo admiro a él muchísimo”.
“También me sorprendió Christina Aguilera porque yo ni sabía que ella me conocía”, agregó sobre la cantante estadounidense, quien interpretó “Camaleón” en un arreglo similar al pasillo ecuatoriano.
El jueves, durante la gala de premios transmitida por televisión, René Pérez “Residente” le agradeció por “criarlo” con su música, educarlo con sus letras y abrirle las puertas de su casa.
“Nosotros somos amigos de hace muchísimo tiempo. Siento siempre una gran admiración por René”, dijo Blades.
El astro de 73 años recalca que la música y la actuación son un trabajo de equipo. Sus compañeros en la pantalla, donde ha cosechado más de 50 créditos en cine y televisión, incluyen a Harrison Ford, Jack Nicholson, Diane Keaton, Danny Glover, Robert De Niro…
“Yo aprendo mucho de mis compañeros”, dijo Blades. “Me gusta mucho trabajar y aprender de otra gente”.
Sin embargo, lamentó que no haya muchas figuras latinas en el cine y la televisión de Estados Unidos.
“A pesar de que somos el grupo minoritario de mayor cantidad de personas y a pesar de nuestros aportes que ayudan muchísimo al Producto Interno Bruto de Estados Unidos y también culturalmente”, dijo. “Así que la presencia de un latino ahí es algo que a mí me parece necesario para representar todo el aporte y las contribuciones que hacemos”.
La tercera constante en la vida de Blades ha sido su búsqueda de justicia social, apoyando causas que van del combate al hambre y la pobreza, al apoyo a los migrantes y los pacientes de VIH.
“La fama brinda un escenario y una oportunidad para expresar opiniones que van a tener un impacto y debe ser un impacto positivo en nuestra sociedad”, dijo Blades. “Es positivo que un artista se pronuncie de manera responsable e informada sobre temas que quizá no llamarían la atención”.