Es parte de nuestra vida, cultura y un infaltable en las mesas ecuatorianas.
Es dulce, versátil, nos provee mucha energía y por si fuera poco está lleno de sabor.
Si solo, combinado con un quesito o con un toque de sal prieta, ya es una tentación, no se imaginan todo lo que le aporta a una lasaña, a un suculento majado, a un potente ají y por qué no a una de nuestras bebidas más tradicionales.
Hoy el menú está protagonizado por el plátano maduro.