La reactivación del turismo en Europa se está convirtiendo en turbulencia solo semanas después de que los países abrieran sus fronteras, mientras siguen aumentando las infecciones de coronavirus en España y otros países a medida que las autoridades temen que las personas traigan el coronavirus a sus vacaciones de verano.
Los países europeos comenzaron a abrir sus fronteras entre sí a mediados de junio para reactivar el turismo, pero los acontecimientos recientes han demostrado que la nueva libertad de viajar está sujeta a contratiempos impredecibles. El fin de semana, Gran Bretaña impuso cuarentena de 14 días a los viajeros que llegan de España, Noruega ordenó cuarentena de 10 días para las personas que regresan de toda la península ibérica, y Francia instó a sus ciudadanos a no visitar Cataluña, España.
En Austria, la ciudad turística de St. Wolfgang, a orillas del lago, acortó el horario de apertura de los después de que se detectó un brote el viernes. Para el lunes, 53 personas habían dado positivo.
Alemania, se instalaron centros de pruebas médicas para los pasajeros que llegan de países considerados de riesgo. También se la pueden hacer en otro lugar dentro de los tres días de su llegada.
En España, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, es investigado por celebrar el domingo una misa en memoria de las víctimas del coronavirus, informó el gobierno catalán el lunes.
Cataluña ha limitado las congregaciones mientras trata de detener un brote creciente de COVID-19. La región reportó 133 nuevos casos el sábado, el segundo aumento más alto en España.
El líder catalán, Quim Torra, dijo el lunes que las autoridades regionales no dieron permiso para la misa, como lo exigen las normas actuales.
Por su parte, las autoridades en Grecia están sopesando extender el uso obligatorio de cubrebocas en iglesias y centros comerciales.
Aunque Grecia ha mantenido una baja tasa de contagios de coronavirus desde que terminó su cuarentena hace unas semanas, estas se han incrementado algunas ciudades debido a las vacaciones de verano. Hasta el domingo reportaba 4.193 casos confirmados y 202 muertes.
“Necesitamos enviar el mensaje de que la complacencia es el enemigo y eso es contra lo que debemos luchar”, dijo el portavoz del gobierno Stelios Petsas.
En Bélgica, las autoridades de salud informaron que los casos de COVID-19 están creciendo a un ritmo alarmante, principalmente en la ciudad portuaria de Amberes.
Turismo europeo, motivo del repunte de casos.
El lunes se informó que los casos confirmados aumentaron 71% del 17 al 23 de julio en comparación con la semana anterior, con un 47% de los casos detectados en la provincia de Amberes.
Las autoridades también notaron un aumento del 30% en las personas ingresadas en el hospital.
Bélgica se ha visto particularmente afectada por el virus, con más de 66.000 casos confirmados, incluyendo 9.821 muertes. El gobierno endureció las restricciones la semana pasada, haciendo obligatorio el uso de cubrebocas en espacios exteriores abarrotados, al tiempo que exigió a los propietarios de bares y restaurantes registrar los datos de contacto de los clientes.
Para el lunes esperaba el anuncio de nuevas medidas que podrían incluir la reducción de las llamadas “burbujas sociales” a un máximo de 10 personas desde las 15 actuales.