El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó el jueves que la mayoría de los trabajadores del país no acuda a laborar durante todo abril, como parte de una suspensión parcial de actividades económicas para contener la propagación del coronavirus que causa el COVID-19.
En un mensaje televisado a la nación, Putin informó que estaba extendiendo la política de no laborar que había ordenado anteriormente para esta semana, a fin de que se mantenga en vigencia hasta que concluya abril. Enfatizó que todos los empleados deberán mantener sus salarios íntegros durante ese periodo.
El presidente aclaró que algunas industrias consideradas esenciales seguirán operando y que los supermercados y farmacias permanecerán abiertos.
De acuerdo con Putin, las estrategias de prevención de Rusia le han dado tiempo a las autoridades para lidiar con la enfermedad y han ayudado a desacelerar el brote, pero advirtió que los casos en el país seguirán en ascenso.
“La amenaza continúa y los expertos creen que la epidemia aún no ha alcanzado su punto máximo en el mundo, incluyendo nuestro país”, dijo Putin.
Putin detalló que dependería de las autoridades regionales decidir qué compañías y organizaciones podrían seguir operando en sus áreas, dependiendo de la situación.
Días atrás, el Parlamento ruso concedió facultades al gabinete para establecer un estado de emergencia que le permitiera endurecer las restricciones, una autoridad que anteriormente era exclusiva del presidente.
Algunos detractores del Kremlin han criticado a Putin por no declarar un confinamiento nacional y optar en su lugar por una orden ambigua de no acudir a trabajar.
Muchos observadores señalaron que la decisión de dejar en manos del gabinete y los gobernadores regionales la decisión sobre las medidas concretas para combatir la epidemia constituye un intento de Putin de disociarse de las medidas impopulares y de la responsabilidad por el aumento de la incidencia de contagios.
Andrei Kolesnikov, del Centro Carnegie Moscú, interpretó el anuncio de Putin como un intento por posicionarse como una “fuerza suprema que preside por encima del sistema político y que sólo interviene en algunas situaciones de importancia”.
Putin argumentó que las autoridades regionales deberán tener libertad de adoptar medidas para frenar la propagación del coronavirus debido a que la situación varía enormemente a lo largo y ancho del país.
“Nuestro país es muy grande, la densidad de población difiere enormemente y hay áreas en las que el coronavirus de antemano representa una amenaza seria, como en Moscú, donde aún no hemos podido cambiar la situación a pesar de las medidas que se han tomado”, mencionó Putin.
Moscú, donde se concentra aproximadamente el 66% de la incidencia conocida de COVID-19 en Rusia, puso en vigor un confinamiento estricto. Después del mensaje televisivo de Putin, el alcalde Sergei Sobyanin extendió la medida para todo abril, pero subrayó que no había necesidad inmediata de hacerlo cumplir a través de vigilancia electrónica, como antes lo había planeado, debido a que la mayoría de los habitantes de la capital rusa estaba acatando responsablemente las restricciones.
Sobyanin agregó que el monitoreo electrónico sólo se aplicará a pacientes con coronavirus que están en tratamiento en sus hogares.
El Parlamento ruso endureció las sanciones para quienes no respeten el confinamiento, presentando multas más severas y condenas de hasta siete años de prisión en caso de que las violaciones al decreto causen fallecimientos.
Además de proteger la salud, es importante proteger los ingresos de la gente y prevenir un fuerte aumento del desempleo, dijo Putin. “Una economía eficiente y estable es crucial para resolver nuestras tareas, incluso en el sistema de salud”, añadió.
La mayoría de otras regiones siguieron el ejemplo de Moscú, pero las normas son menos estrictas en zonas donde aún no ha llegado la epidemia.
Las autoridades rusas registraron 771 casos nuevos el jueves, 43% más que el día anterior, elevando el total reportado del país a 3.548 casos con 30 decesos./ AP