Los efectos que deja el COVID-19 luego de que el paciente supera la enfermedad aún no son del todo claros en cuanto a una lista de secuelas que pueden aparecer.
Un reciente estudio dirigido por especialistas de la Universidad Estatal de Georgia y el Instituto de Tecnología de Georgia, en EE.UU, concluyó que los pacientes que se infectaron con COVID-19 y recibieron tratamiento con oxígeno y que además experimentaron fiebre, tienen una secuela a nivel del cerebro.
El estudio, que fue publicado en la revista Neurobiology of Stress., demostró que esos pacientes experimentan una reducción en el nivel de la materia gris, específicamente en la región frontal-temporal del cerebro de los pacientes que padecieron COVID-19.
Según el portal de noticias RT, «Como resultado, hallaron «anomalías en las imágenes cerebrales» que surgieron como resultado de la enfermedad y que los pacientes con niveles más altos de discapacidad tenían un menor volumen de materia gris en las regiones frontales del cerebro».
Los expertos afirman que la materia gris es una sustancia indispensable para la comunicación entre las neuronas, lo que permite el correcto funcionamiento del cerebro y que una reducción de la materia gris podría significar un problema para ese proceso de comunicación entre las células cerebrales.
Según RT, «El nivel de materia gris se redujo significativamente en los pacientes que recibieron oxigenoterapia en comparación con los pacientes que no la recibieron, y el mismo efecto se evidenció en aquellas personas que experimentaron fiebre».