El presidente del Perú Martín Vizcarra se disculpó el viernes por la crisis provocada por unos audios grabados por su asistente y difundidos por un legislador, pero afirmó que no cometió ningún delito para ser destituido en un proceso de vacancia que el Congreso votará más tarde.
“Lo único ilegal, que está comprobado hasta ahora, es la grabación clandestina”, dijo Vizcarra a los legisladores y reiteró que está dispuesto a ser investigado por la fiscalía. “La gestión de la pandemia y la reactivación económica no pueden estar en suspenso”, comentó.
El presidente está enredado por unos audios grabados por su exasistente, Karem Rojas, donde se escucha a Vizcarra coordinar con ella y otra funcionaria una estrategia de defensa para aclarar cuántas veces un amigo suyo, el músico Richard Cisneros, lo había visitado. Cisneros está investigado por recibir casi 50.000 dólares por contratos cuestionables con el Ministerio de Cultura por diversas actividades, entre ellas charlas motivacionales.
El audio fue difundido hace ocho días en el Parlamento por Edgar Alarcón –un legislador investigado por enriquecimiento ilícito– y poco después Vizcarra ya estaba inmerso en un proceso de vacancia que ha sido criticado por inoportuno en uno de los países más golpeados por la pandemia.
El abogado del presidente, Roberto Pereira, dijo después que aún no habían sido corroboradas las acusaciones de los legisladores sobre que el mandatario habría mentido en su vinculación con Cisneros o que habría usado el poder del Estado para evitar ser investigado.
Los legisladores parecían lejos de lograr los 87 votos para destituirlo, pero, aunque esquive el intento, analistas han advertido que el mandatario podría salir golpeado del proceso.
Su capacidad para impulsar la agenda anticorrupción que caracteriza su mandato podría verse aún más comprometida si se comprueba que Vizcarra ha estado implicado en tráfico de influencias.
“Su credibilidad para llevar a cabo esa agenda ya es problemática”, dijo Jo-Marie Burt, investigadora del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Alonso Cárdenas, profesor de Políticas Públicas en la Universidad Antonio Ruíz de Montoya en Lima, dijo que tras ir al Congreso a explicar los audios, el presidente debe “guardarse en sus cuarteles de invierno, dejar el protagonismo a los ministros hasta que finalice su gobierno”.
Vizcarra asumió la presidencia en 2018 tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, presionado por el Congreso tras conocerse la existencia de pagos no revelados por un importe cercano a los 782.000 dólares a su firma privada de consultoría de parte de la constructora Odebrecht, en el centro de un escándalo de corrupción que salpica a toda la región.
Odebrecht admitió haber pagado unos 800 millones de dólares en sobornos a funcionarios en toda Latinoamérica y casi todos los expresidentes peruanos vivos han sido implicados en la trama.
Vizcarra, que en ese momento era vicepresidente y fungía como embajador en Canadá, es ingeniero civil y era considerado un novato desconocido en política. Pero ha logrado convertirse en un presidente muy popular y recientemente alcanzó un índice de aprobación del 57% en un sondeo a pesar de la crisis económica por la pandemia y la elevada tasa de contagios.
Muchos peruanos lo ven como un líder sincero que se ha enfrentado a la corrupción, destituyendo al Congreso el año pasado en una medida osada aclamada por la ciudadanía como una victoria contra una clase política deshonesta. Además, impulsó iniciativas para reformar el proceso de elección de los jueces e impedir que políticos con antecedentes delictivos aspiren a un cargo público.
“Es el único presidente que sin mucho poder se ha enfrentado a los sinvergüenzas que han robado siempre”, dijo Pedro Quispe, un profesor jubilado que vendía mascarillas recientemente.
Según Steve Levitsky, politólogo de la Universidad de Harvard, Vizcarra ha dado “algunos pasos modestos hacia adelante” en lo relativo a la corrupción.
“No ha sido capaz de llevar a cabo toda la reforma política que él y sus aliados esperaban”, apuntó Levitsky. “Pero la corrupción en los países de ingresos medios nunca se ha eliminado en una única presidencia”.
Está por ver en qué medida podría afectar este escándalo a los siete meses que le quedan en el cargo. Vizcarra gobierna sin bancada parlamentaria, la pandemia sigue avanzando sin control y la contracción económica ha dejado a millones de personas en la pobreza.
Hasta el viernes Perú ha reportado 750.098 contagios y 31.146 fallecidos a causa del coronavirus, según el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, y es el quinto país el mundo con más contagios.
Su presidencia parece que terminará rodeada de crisis.
“Está muy aislado, muy solo”, dijo Burt. “Realmente, no creo que nadie esté ganando con esta situación”.