La cifra de fallecidos en Portugal por coronavirus asciende a 409 personas, y se cuentan ya casi 14.000 contagiados este jueves, primer día en el que se están en vigor los controles adicionales para evitar que durante la Pascua haya un repunte de la enfermedad.
Hubo 29 muertes más en las últimas 24 horas y 815 nuevos contagios, según el último balance de la Dirección General de Salud (DGS), que registra un total de 13.956 infectados en el país.
De ellos, 1.173 permanecen ingresados en hospitales, con 241 personas en cuidados intensivos.
Las autoridades insisten a la población para que mantenga los esfuerzos de contención y permanezca en casa, sobre todo desde hoy y hasta el lunes, en aras de frenar el efecto que la Semana Santa pueda traer sobre la curva de contagios, que este miércoles empezaba a estabilizarse.
Para desanimar a posibles viajeros, hoy empiezan a aplicarse varias medidas que endurecen el actual estado de emergencia.
Por ejemplo, está prohibido desde la pasada medianoche y hasta el lunes que los ciudadanos se desplacen fuera del municipio de residencia a menos que se disponga de una justificación laboral.
Cerca de 35.000 agentes de la Guardia Nacional Republicana (GNR) y la Policía de Seguridad Pública (PSP) velan para que esta medida se cumpla, con controles en las principales vías de comunicación y terminales de transporte.
Además, durante estos cinco días están cerrados al tráfico de pasajeros todos los aeropuertos del país.
Incumplir esta orden conlleva incurrir en un delito de desobediencia, han advertido las autoridades, que no se cansan de pedir cautela a los ciudadanos, sobre todo después de que este miércoles por la tarde se registraran largas filas de coches en las salidas de Lisboa.
Una situación que dificulta recuperar una relativa normalidad para el mes de mayo, en el que, según dijo esta semana el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, los ciudadanos pueden «ganar la libertad», con una apertura gradual de las restricciones, siempre y cuando se mantenga la disciplina durante abril.
Los portugueses se encuentran actualmente bajo un «deber de recogimiento general», para permanecer en su residencia salvo en las excepciones incluidas en la ley -como comprar bienes esenciales o hacer deporte al aire libre-, pero solo hay sanciones para los enfermos o casos sospechosos de coronavirus que se salten el confinamiento.
Un deber respetado por la gran mayoría de ciudadanos durante la segunda quincena de marzo, aunque en los primeros días de este mes, y ante la sucesión de noticias sobre la inminente estabilización de la curva, empieza a quebrarse, dejando ver calles más concurridas.
Pese a todo, el Gobierno continúa adoptando medidas para paliar los efectos de la pandemia, como garantizar que quienes pierdan ingresos por la crisis no sufran cortes de electricidad y agua o perdonar parcialmente las penas de prisión inferiores a dos años o los últimos dos años de condena, siempre que no se hayan cometido delitos graves.
La medida, aprobada este miércoles en el Parlamento, puede permitir la libertad de hasta 2.000 presos, el 15 % de la población carcelaria de Portugal. EFE