Una nueva exposición en un museo público de Polonia incluye obras de artistas provocadores que los organizadores describen como una celebración a la libertad de expresión y una respuesta a la correctitud política y la “cultura de la cancelación” de la izquierda.
Sin embargo, algunos críticos acusan a los organizadores de dar una plataforma a los discursos antisemitas, racistas e islamófobos bajo la simulación de defender la libertad de expresión.
“Political Art”, que incluye obras de casi una treintena de artistas, es la segunda exposición en el Centro de Arte Contemporáneo Castillo Ujazdowski bajo la dirección de Piotr Bernatowicz. El director fue designado bajo el actual gobierno del partido conservador populista polaco en 2019.
Desde que llegó al poder en 2015, el Partido Ley y Justicia ha empleado las instituciones culturales del país para promover valores conservadores y patrióticos, incluyendo el centro artístico ubicado en un castillo remodelado que ha presentado arte experimental y de vanguardia en Varsovia por 30 años.
El museo dijo que la exposición “Arte Político”, que se presenta desde el viernes hasta el 16 de enero, le da un espacio a artistas rebeldes que a veces son excluidos de otros lugares.
El más polémico es Dan Park, un provocador sueco que ha estado en prisión en su país por crímenes de intolerancia. En 2009, Park colocó esvásticas y cajas etiquetadas como “Zyklon B” — el gas usado en el genocidio de judíos y otras poblaciones durante el Holocausto — frente a un centro comunitario judío en Malmo.
La comunidad judía en Polonia protestó enérgicamente por la inclusión de Park en la exposición. En una carta abierta al director del museo, rabinos y otros representantes judíos argumentaron que promover ese tipo de artistas ofende a toda la gente en un país donde 6 millones de ciudadanos polacos, la mitad judíos y cristianos polacos, fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.
“La libertad de expresión es esencial para una sociedad democrática, pero la libertad de expresión todavía tiene límites”, dijo el rabino principal de Polonia, Michael Schudrich.
Entre las obras de Park que se exponen en Varsovia hay un afiche que presenta a Anders Behring Breivik, el extremista de derecha que mató a 77 personas en ataques gemelos en Noruega, como modelo de la marca Lacoste.
Otro provocador es Uwe Max Jensen, un artista danés cuyos performances incluyen orinar y defecar sobre objetos y correr desnudo. Ha sido condenado varias peces por vandalismo.
llevó a Varsovia una gran bandera hecha de cuatro banderas del orgullo LGBT más pequeñas acomodadas para fomar una esvástica. Dijo que es su forma de protestar contra el tabú de criticar el movimiento por los derechos de los homosexuales. Pero declaró a la AP que los organizadores finalmente decidieron no incluirlo.
Una de las obras de Jensen que sí figura en la muestra es el rostro de Elvis Presley colocado con Photoshop en el cuerpo de un nazi apuntando con un arma a judíos en el gueto de Varsovia. La obra se titula “In the Ghetto”, el nombre de una canción de Elvis Presley.
También hay una obra de Lars Vilks, un artista sueco que vive bajo protección policiaca por hacer un dibujo de un perro con la cabeza del profeta Mahoma. El dibujo molestó a muchos musulmanes en 2007 e hizo que Vilks recibiera amenazas de muerte de extremistas.
Asimismo, “Arte Político” presenta un par de fotografías de pobladores ugandeses sosteniendo identificaciones. Es parte de un proyecto del artista conceptual danés Kristian von Hornsleth, quien supuestamente convenció a 340 ugandeses en 2006 de cambiar legalmente su nombre a Hornsleth a cambio de cerdos y cabras. El gobierno ugandés condenó el proyecto en ese entonces como degradante y racista.
El cocurador Jon Eirik Lundberg, un noruego que dirige la galería Laesoe Kunsthal en Dinamarca, negó que la exposición promueva el racismo, y dijo que está dirigida a luchar por la libertad de expresión en defensa de la democracia.
“La mejor manera de proteger a cualquier minoría es asegurarse de que haya libertad de expresión”, dijo.
Hornsleth, el artista que fotografió a los ugandeses, dijo: “Incluso si esta exposición fuera de derecha y loca, debería permitirse porque es arte. Pero no es — realmente se trata de crear un espacio en el que cualquiera puede estar en desacuerdo con todo”.