Su color, sabor e incluso el olor que emana cuando está madura, son inconfundibles.
Es originaria de América del Sur y curiosamente cuando la llevaron a Europa, consumirla era un símbolo de lujo.
Es refrescante y tan versátil que se puede aprovechar no solo sus nutrientes sino también su gran potencial en la cocina.
En este primer reportaje la veremos lucirse combinada con pollo, protagonizando una ensalada y un suculento postre, todo esto gracias a las bondades de la piña.