Las inmediaciones del mercado central de Lima (Perú) tienen un ir y venir de vendedores ambulantes que, antes de la pandemia, eran trabajadores formales.
En su mayoría eran estables o tenían un negocio. Pero esto acabó abruptamente con la aparición del virus, el reflejo de una situación que disparó las tasas de informalidad.
Desde las nueve de la mañana, Jorge Ramírez llega con su cargamento de atomizadores y mascarillas para vender en la zona comercial de Lima. Importadores mayoristas han cambiado las vitrinas de juguetes y perfumes por envases de alcohol, protectores faciales y mamelucos contra el COVID-19.
Ramírez fue empleado del ministerio de Educación que puso un negocio junto a su esposa con la liquidación que obtuvo al salir de ese puesto. Pero «la pandemia prácticamente nos quebró porque no tuvimos para pagar alquileres, entonces salimos a vender a la calle», explicó a Efe.
Durante los cuatro meses de cuarentena, «nos hemos ido gastando todo el capital, hasta que ya nos quedamos sin nada», indicó Ramírez.
DEL CALL CENTER A VENDER SÁBANAS
A unos metros de él está Ronald Díaz vendiendo sábanas y colchas con una amiga del barrio, que también quedó desempleada este año.
«Realmente me inicié (como ambulante) cuando inició la pandemia porque anteriormente estaba trabajando en una empresa. Con los ahorros y todo lo que pude liquidar ahí, compré mi propia mercadería», contó Díaz a Efe.
La empresa de ‘call center’ en la que trabajaba despidió a más del 50% de sus trabajadores. Finalmente, tras la carga de descuentos, renunció y buscó algo propio.
SIETE MILLONES DE DESEMPLEADOS EN PERÚ
La cuarentena en Perú ha dejado cerca de 7 millones de desempleados, con el mes de junio como el de peor resultado.
«Hasta antes de la cuarentena o del aislamiento social teníamos un 72% de trabajo en el sector informal. Poco más de siete de cada diez eran informales», señaló el economista Kurt Burneo en entrevista con Efe.
«Ahora con los resultados que estamos mirando, la caída de la actividad económica sostenida, considerando que de abril a junio tenemos 6,7 millones de desempleados, la tasa de informales en el sector laboral pase posiblemente a un número cercano a 90%», agregó.
Es decir, «nueve de cada diez (trabajadores), lo que era siete de cada diez», remarcó el investigador.
EN SILLA DE RUEDAS
Leonor Almonacid es una mujer discapacitada que desde hace un mes vende percheros en el mercado central en su silla de ruedas.
«Antes yo estaba en mi casa, porque vivo con mi pareja que también tiene discapacidad. Él tenía un negocio, vendía en los hospitales. Pero con lo que pasó ya no se puede, los hospitales están contaminados y ya nos quedó venirnos aquí a vender», declaró Almonacid a Efe.
Ella es una de las beneficiadas con los bonos entregados por el gobierno, pero no es suficiente. «Para las personas con discapacidad es difícil conseguir un trabajo, nos ponen muchas trabas, no nos tienen en consideración», afirma.