Luis Patricio C. Q. mantuvo secuestrada y con vida a Diana Judith V. Y. durante trece días.
Para liberarla, exigía 3.000 dólares a sus familiares.
Continuó pidiéndoles el dinero, aun cinco días después de haber asfixiado a la víctima y arrojado el cuerpo al costado de un paso peatonal en el sector de La Argelia, en Quito.
Más de treinta y cinco elementos recolectados durante la investigación –y presentados como pruebas por la fiscal María Susana Rodríguez en la audiencia de juzgamiento instalada el 11 de julio de 2022– demostraron que el procesado es autor directo de secuestro extorsivo con resultado de muerte.
El Tribunal de Garantías Penales de Quitumbe, con base en el conjunto probatorio, lo sentenció a cumplir la pena máxima de veintiséis años de privación de la libertad.
Como reparación integral para la familia de Diana, los jueces ordenaron la entrega de 20.000 dólares por parte del agresor.
Además, el pago de una multa de 1.000 salarios básicos unificados a la administración de justicia.
Sin pruebas de vida
La mañana del 23 de julio de 2021, Diana –estudiante universitaria de 27 años y madre de un niño– salió de su casa a su trabajo, pero no llegó, según el testimonio de un compañero de trabajo de la víctima.
Pasadas las 13:00, el secuestrador marcó desde el teléfono de Diana al celular del esposo:
“Diana me dijo que estaba secuestrada y que piden 3.000 por su rescate, que consiga el dinero”, relató el cónyuge.
Luis Patricio no permitió que continúe la conversación y le quitó el teléfono:
“Ya hablaste con ella, ahorita ya sabes lo que queremos, ya te mando una foto de tu mujer”. Acto seguido, colgó y envió una fotografía de Diana sentada en un baño, amarrada de pies y manos.
Tanto la conversación como la fotografía fueron los últimos registros de vida que recibió la familia.
Luis Patricio desactivó el teléfono de la víctima y entre el 23 y el 27 de julio realizó cinco llamadas extorsivas desde cabinas telefónicas ubicadas en el norte y sur de la ciudad.
Retomó el contacto telefónico el 9 de agosto para preguntar si ya contaban con el dinero del rescate.
Ese día –les dijo–, la liberación “podría ser en Alóag después de que paguen”.
En la vivienda de Luis Patricio se encontró la vestimenta que coincidía con la del hombre que entró a las cabinas telefónicas desde donde se hicieron las llamadas extorsivas.
El segundo inmueble intervenido fue el lugar de cautiverio de Diana.
Se trataba de un cuarto con un baño, que Luis Patricio había alquilado días antes del secuestro.
Manuel y María –dueños de esa casa–, en sus testimonios indicaron que el procesado rentó el lugar para “alojar a su esposa que estaba operada de los ojos (según les dijo)”, pero no llevó enseres.
En ese lugar, Criminalística levantó cabellos que coincidieron con el perfil genético de la víctima.
¿Quién es el secuestrador?
De acuerdo con el testimonio entregado al Tribunal por el hermano de la víctima, Luis Patricio C. Q., de 40 años, era vecino del barrio de sus padres, donde también residía Diana.
Recordó que hace unos años, el procesado confeccionó uniformes deportivos para la entidad donde laboraba su hermana.
El día de la detención, el procesado llevaba consigo el teléfono celular de Diana.
También le dijo al agente policial “ya está muerta, ya la maté” y lo dirigió al lugar donde botó el cadáver.
El informe de autopsia refiere que la muerte de la mujer sucedió el 4 de agosto:
“él llamó cuando estaba con vida y dejó de hacerlo, porque mató a Diana. Luego retomó la comunicación para seguir pidiendo el rescate, cuando la víctima ya estaba muerta”, explicó la Fiscal.