El pelotón del Tour de Francia protagonizó una protesta previo al inicio de la etapa del martes para quejarse sobre lo que los ciclistas perciben como condiciones muy peligrosas para correr tras varias caídas.
Después de partir de la localidad de Redon en la región occidental de Britania, para el comienzo de la cuarta etapa, el pelotón pedaleó con ritmo moderado y todos los ciclistas se bajaron de sus bicicletas tras aproximadamente un kilómetro. Esperaron en silencio durante un minuto antes de retomar el recorrido.
Luego de una accidentada tercera etapa, varios corredores criticaron a los organizadores por el montaje de un temerario cierre de la fracción, especialmente en unos primeros días de la ronda cuando el nerviosismo está a tope.
El ex campeón mundial Philippe Gilbert manifestó en un video que los representantes de los corredores solicitaron que los tiempos de la tercera etapa fueran neutralizados a cinco kilómetros del final. El objetivo era evitar un peligroso sprint en una ruta muy estrecha y sinuosa rumbo a la meta.
“Analizamos la ruta y nos fijamos que el final era extremadamente peligroso”, dijo Gilbert, un belga especialista en clásicas.
Gilbert dijo que ASO, la empresa organizadora del Tour, se mostró a favor de la propuesta. “Pero los comisarios de la UCI (la entidad rectora del ciclismo mundial) no aceptaron el perdido, lo rechazaron en la mañana previo al inicio”, dijo.
Añadió que un choque en cadena en una curva al descender a tres kilómetros de la meta fue una consecuencia directa del trazado de la etapa.
“La gente que aprobó esta ruta metió la pata”, dijo.
La Asociación de Ciclistas Profesional señaló en un comunicado que solicitó a la UCI que considere una denominada “Regla de los 3 Kilómetros” en las carreras de etapas. Bajo la reglamentación, los corredores que sufran caídas en los últimos tres kilómetros serán acreditados con el tiempo del grupo al cual acompañaban al momento del percance.
Thierry Gouvenou, responsable de la ruta del Tour, dijo al diario deportivo L’Equipe, que cada vez es más fácil encontrar sedes que no tengan condiciones peligrosas.
“Ya no encuentras pueblos que no tengan una isla pequeña, una rotonda o pasos angostos”, dijo. “Hace 10 años, el Tour de Francia tenía 1.000 puntos peligrosos. “Este año, hay 2.300. Si el nivel de exigencia se hace más grande, no vamos a tener llegadas. En eso nos encontramos”.
Gilbert no cargó toda la culpa de la ruta a la UCI, al reconocer que los equipos pudieron sondearla previo al inicio y debieron advertir a los organizadores de los riesgos.
Uno de los compañeros de Gilbert en el equipo Lotto-Soudal, el estelar sprinter Caleb Ewan, sufrió una caída cerca de la meta y tuvo que abandonar por una fractura de la clavícula.
Dos de los favoritos al título — el último subcampeón Primoz Roglic y el campeón de 2018 Geraint Thomas — se vieron involucrados en caídas, rezagándose de los líderes. Cayeron en rutas abiertas sin mayor grado dificultad y no le echaron la culpa a lo organizadoras.
La primera etapa el sábado estuvo marcada por dos caídas masivas, una de las cuales fue provocada por una espectadora que sacó una pancarta que entorpeció al pelotón.
El último ciclista que murió en el Tour fue Fabio Casartelli, un italiano del entonces equipo Motorola de Lance Armstrong al caer en el descenso del puerto de montaña del Col de Portet-d’Aspet en 1995. Se han producido otras caídas de gravedad desde entonces.