Para llegar a Estados Unidos los migrantes ecuatorianos atraviesan la selva del infierno caminando, y luego en balsas cruzan el conocido río Bravo. Otra ruta implica cruzar el mar caribe en pequeñas lanchas, que son proclives a naufragios. De hecho, familias enteras de ecuatorianos han desaparecido.
Ha pasado 10 meses desde que México y Guatemala decidieron pedir visa a los viajeros ecuatorianos por la ola migratoria tras la pandemia. Sin embargo, esa intención de miles de ecuatorianos de ir a cumplir lo que llaman «el sueño americano» no ha cesado.
La ruta más común implica entrar por tierra a Colombia; de Tulcán los compatriotas pasan a la ciudad de Ipiales en el departamento de Nariño, atraviesan la región hasta llegar a Necoclí, Antioquia, donde realmente empieza una de las rutas más peligrosas. Desde allí salen en lancha, deben cruzar el mar caribe, por al menos sus dos horas, hasta desembarcar en Capurganá, en el departamento de Chocó.
Y desde ese punto, en grupos de entre 30 y 40 personas, guías los llevan por el lado colombiano de la selva; este tramo que puede tomar entre 6 y 10 días es lo que se conoce como el «Tapón del Darién» o «La selva del infierno».
En territorio panameño los guías se despiden y los migrantes siguen solos por otro tramo de la selva, donde se enfrentan a robos, agresiones y abusos sexuales. Se estima que al día unos 300 migrantes transitan este camino.
Llegan a Puerto Obaldía en Panamá y la misión es cruzar centroamérica, esto implica transitar por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Para cruzar a México en camiones que transitan por caminos de segundo y tercero orden en la noche.
La frontera entre Estados Unidos y México les representa un último gran desafío. Los migrantes en su mayoría tratan de ingresar hacia el país norteamericano por el peligroso río Grande o río Bravo como se lo conoce.
El ahogamiento es una de las principales causas de muerte en esa ruta. Según las estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones ha cobrado más de 3 000 vidas desde el 2014.
Mientras que otros prefieren esconderse en vehículos, como el trailer que el 27 de junio pasado fue hallado lleno de migrantes en Texas; 53 no tenían sin signos vitales por asfixia e insolación.
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