El caso de esta joven guayaquileña es estremecedor, tras ser víctima de violencia sexual, se quitó la vida con apenas 16 años. La de Petita Albarracin ha sido una lucha admirable, desde diciembre de 2002 busca que quienes violentaron a su hija sean castigados. La orden de detención en contra del presunto abusador, el vicerrector del colegio en el que estudiaba, prescribió en 2008. Demandó al Estado ecuatoriano ante la CIDH, como responsable por el acoso y abuso sexual de su hija, también por la falta de atención médica cuando la joven ingirió fósforo blanco. Este es el primer caso de violencia sexual en el ámbito educativo que llega a este organismo. Hoy reconstruimos esta historia de violencia, dolor y negligencia, para que al fin haya justicia para Paola Guzmán Albarracín.