¿Te has sentido diferente en estos dos últimos años? Tal vez el cambio no tenga que ver con la nueva casa que acabas de estrenar o la relación que acabaste de terminar. A lo mejor, la pandemia del COVID-19 alteró las personalidades de las personas, según una reciente investigación citada en The Guardian.
Inestabilidad emocional
Los efectos psicológicos que ha dejado la inédita pandemia se evidencian en el estudio ‘Understanding America Study’, publicado en la revista Plos One. Los autores analizaron las pruebas de personalidad que se tomaron antes, durante y después de la pandemia a 7.109 participantes, entre los 18 y los 109 años.
Estas pruebas estándar miden cinco rasgos: neuroticismo, extraversión, apertura, amabilidad y conciencia. Los resultados fueron cambiando a medida de que los contagios y muertes por coronavirus aumentaban, y las medidas por la emergencia sanitaria se iban arraigando.
Durante la primera fase de la pandemia (marzo a diciembre de 2020), la personalidad fue relativamente estable. Se detectó una pequeña disminución en el neuroticismo en comparación con el pre-pandémico. Esto podría deberse a que Covid «proporciona una razón» para los sentimientos de ansiedad y hace menos probable que la gente culpe a su propia disposición, sugirieron los autores.
Adultos jóvenes, los más afectados
La reducción del neuroticismo había desaparecido en la segunda mitad de la pandemia (2021-2022), sugirió el estudio. Ese fue reemplazado por descensos en la extraversión, apertura, amabilidad y conciencia en comparación con la personalidad pre-pandémica. Los cambios fueron aproximadamente una décima parte de una desviación estándar, equivalente al tamaño de la fluctuación que típicamente se observa durante una década de vida.
Los adultos más jóvenes mostraron los cambios más grandes y el grupo más viejo de adultos no tuvo cambios significativos en los rasgos. Según los autores, la personalidad tiende a ser más maleable en los adultos jóvenes y la pandemia también puede haber tenido un impacto más negativo en este grupo de edad.
«Los adultos jóvenes se volvieron más malhumorados y más propensos al estrés, menos cooperativos y confiados, y menos comedidos y responsables», según los autores del estudio, dirigido por la profesora Angelina Sutin del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Florida.
Los investigadores continuarán monitoreando a los participantes para ver si los cambios de personalidad son temporales o más duraderos. Para el profesor Wiebke Bleidorn, psicólogo de la Universidad de Zurich, quien no participó en la investigación, es interesante ver este efecto promedio, “a pesar de que la gente debe lidiar con las cosas que suceden de manera muy diferente». “Será interesante ver si estos rasgos rebotan”, agregó.
Con información de | The Guardian/